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César Febres-Cordero: El tiempo de los barajados

Avatar del César Febres-Cordero Loyola

Enfrentarían los mismos problemas con las divisiones internas que el correísmo

Este 2024 es un año electoral y preelectoral, y la era está pariendo precandidatos. Ellos vienen desde la izquierda como una fuerza histórica, una deuda pendiente con procesos inconclusos.

Hasta ahora son tres los que se perfilan con relevancia, posicionados en los bordes de un correísmo que ellos creen que se deshace. Todavía es temprano como para hablar de su viabilidad y ponerse a predecir el fin del correísmo es una necedad cuando este se mantiene tan cerca de esa mitad más uno que les devolvería el poder. Pero ignorarlos sería peor.

Es verdad que la RC ya ha tenido rivales parecidos. En 2021, Yaku y Hervas plantearon con efectividad una tercera vía socioliberal, pero ahora el jaleo viene por los dos extremos. Por un lado están Granja e Iza con el discurso purista de la justicia social y los derechos, por el otro un Rabascall más papista que el Papa en sus convicciones religiosas.

También es cierto que las fórmulas de la izquierda alternativa no siempre han funcionado (basta ver a Wray, Moncayo o a Yaku y Hervas en 2023), pero nunca han sido puestas a prueba en un momento como este. El correísmo ya no es ni un gobierno con recursos ilimitados ni la única oposición creíble, sino que se encuentra ‘enconchabado’ en una alianza amorfa, maldecido con el poder decisorio de su bancada. Se exponen a que otras organizaciones invadan su coalición electoral, ese voto duro (y pasado, y de yema blanda).

Mientras que ellos tendrán que calcular su salto hacia atrás una vez que se encienda la campaña, los otros precandidatos pueden desde ya enarbolar las banderas de las causas sociales más incómodas para el Gobierno. Lo mejor para ellos es que por estar fuera de la Asamblea, o en el caso de Iza por apenas estar adentro, su oposición no puede ser tachada de obstruccionista.

Lo más peligroso para la RC podría ser que ellos desistan de correr por su cuenta. Hablan de primarias, sobre todo Granja, que apareció en un mitin respaldando la nominación de Iza. Enfrentarían los mismos problemas con las divisiones internas que el correísmo, pero sumarían a su autenticidad ideológica un poderoso símbolo: la unidad alternativa, fuera del poder y de las componendas.