César Febres-Cordero: El presidente marcha sobre Durán

Durán clama por agua, pero en su esponja no hay siquiera vinagre, sino sangre
A primera vista, la tragedia de Durán es inexplicable. Una ciudad junto a un río que padece por falta de agua potable. Una urbe industrial sumida en la pobreza. Un cantón que ha votado por las fórmulas rivales (que ya no lo parecen tanto) del socialcristianismo y del correísmo, y recientemente por una alternativa, pero sin resultados.
Sobre el agua, sus alcaldes han dicho que el Babahoyo es muy salado y, por ende, muy caro de tratar. No debería haber proyecto demasiado caro para una ciudad tan grande, con tantas fábricas, tan cerca de la riqueza de Guayaquil. Es cierto que la misma Guayaquil está rodeada por su propio cinturón de pobreza, pero lo que hay en Durán no es un cinturón, sino pobreza en su totalidad. Y esto es porque Durán es menos cantón que apéndice.
Sus industrias son parte de la órbita económica guayaquileña, por lo que sus barrios son un suburbio más, solo que echados a su suerte, desconectados de lo que queda de institucionalidad y cohesión social en Guayaquil. Sus dirigentes han sido por mucho tiempo sátrapas de los caudillos guayaquileños, autorizados a extraer lo que puedan a cambio de proveer votos y, como no, algunos terrenos. Hoy, cuando su alcalde no es lugarteniente de ningún caudillo, la situación se torna cada vez peor.
Durán clama por agua, pero en su esponja no hay siquiera vinagre, sino sangre. La ciudad se ha vuelto una de las más violentas del mundo, y su alcalde es un hombre que vive escondido de las mafias que buscan matarlo. Hasta ahora, la respuesta de dos gobiernos había sido la desidia; ayer pasó a ser el histrionismo, y la venganza.
El presidente Noboa se dignó a entrar a Durán, cual general, al frente de una columna de blindados. Terminada su procesión triunfal anunció que había encontrado pruebas de corrupción por parte de la administración municipal. Pronto conoceremos qué tan cierta es esa denuncia, pero lo que ya sabemos es que al presidente le cae mal el alcalde Chonillo, y que él es un muy mal enemigo. Con esto quizá también descubramos qué mismo pasó con Topic y su plan. Que algo más surja de este asunto, algo que valga la pena para Durán, queda en manos del Divino Niño.