César Febres-Cordero | Viejos errores, ¿nuevos resultados?
¿Debemos entonces esperar a que pase un tiempo razonable, y vaya a saber uno cuánto toma eso, para poder empezar a criticar al Gobierno?
Con un número ínfimo de procesados entre los detenidos durante el estado de excepción y con las denuncias por secuestros y extorsión al alza, hay razones para poner en duda el éxito de las medidas implementadas por el presidente Noboa. Lo que es peor, algunos de los indicadores de criminalidad que han disminuido se están comportando de forma parecida a como lo hicieron en anteriores estados de excepción, y ya sabemos cómo terminaron. Pero si queremos ser justos con el Gobierno y más prudentes en la forma en que calificamos a nuestros gobernantes, deberíamos admitir que hay mucho que no le podemos exigir a una administración que apenas lleva unos meses al mando de este desastre.
Por ejemplo, los juristas señalan con frecuencia la falta de preparación de nuestros policías, víctimas de un Estado que les ha fallado en su formación desde mucho antes de haber comenzado su entrenamiento. Hablan de agentes incapaces de redactar un parte policial. ¿Sorprende entonces el bajo porcentaje de procesados?
Otra queja popular es que quienes llegan a sentarse en el banquillo de los acusados suelen terminar rápidamente en libertad. Los jueces están felices de recordarnos que muchas veces tienen las manos atadas, o hasta una pistola en la cabeza, y sabemos que en otras ocasiones lo que tienen es un sobre en el chaleco. ¿Es razonable esperar que esto se pueda sanear en poco tiempo?
Nada de esto es fácil, y mucho ni siquiera le corresponde al presidente. Eso no quita que su responsabilidad más clara, la reforma institucional de la fuerza pública, sea un trabajo monumental. ¿Debemos entonces esperar a que pase un tiempo razonable, y vaya a saber uno cuánto toma eso, para poder empezar a criticar al Gobierno? Pues no. Aunque no podamos esperar tantos resultados, tenemos que exigir pruebas de que al menos existe un plan. Incluso antes de aquello, es imperativo pedir señales de cordura y buena voluntad, cosas que no pueden existir cuando se repiten los errores del pasado esperando resultados distintos. Errores como llamar depuración a sacar a un par de generales o ponerse a hablar de intentos de golpe de Estado sin ninguna evidencia.