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Claudia Tobar: Los 40 años de hoy

Avatar del Claudia Tobar Cordovez

Cumplir 40 es contar con la experiencia y la madurez suficientes para tomar decisiones con mayor perspectiva

Festejar los 40 años de vida puede tener muchas connotaciones. Para algunos representa la entrada a una década de realización; para otros, una etapa de cosecha o nuevos comienzos. Esta semana me he dedicado a reflexionar sobre lo que significa tener 40 años. Hace un siglo, en 1925, las personas tenían una expectativa de vida de entre 50 y 60 años, dependiendo del país. Esto significaba que al cumplir 40 ya estabas entrando en la recta final de tu vida. Las condiciones de vida, las enfermedades infecciosas y las precarias condiciones laborales reducían significativamente la longevidad. Hoy, a los 40 años muchas personas están en el pico de su productividad laboral, combinando experiencia con energía para contribuir significativamente a la sociedad.

La vida de las mujeres ha cambiado drásticamente en un siglo. En Ecuador una mujer en 1925 tenía en promedio entre 6 y 7 hijos debido a factores como la falta de anticonceptivos, alta mortalidad infantil y normas sociales restrictivas. La mayoría dedicaba su tiempo al cuidado del hogar y los hijos, y a los 40 años era común que ya fueran abuelas. Hoy en Pichincha, por ejemplo, una mujer tiene ahora en promedio 1,3 hijos, lo que transforma por completo sus aspiraciones, la dedicación de su tiempo y su futuro económico. Las pocas mujeres que trabajaban en los años 20 lo hacían por necesidad, en condiciones precarias y mal remuneradas. Hoy una mujer de 40 años participa activamente en el mundo laboral, y aunque todavía existen brechas significativas, tiene inmensas oportunidades.

Hoy una mujer de 40 años puede estar emprendiendo un negocio, esperando a su primer hijo o cursando una carrera que hace un siglo era inimaginable. Cumplir 40 es contar con la experiencia y la madurez suficientes para tomar decisiones con mayor perspectiva. Es una etapa dorada llena de oportunidades. Mirar hacia los 40 desde la óptica de generaciones pasadas nos recuerda que, aunque somos jóvenes, a menudo no somos conscientes de ello. A esta edad los achaques físicos aún son mínimos, y la energía sigue impulsando el crecimiento. Cumplir 40 años hoy es, sin duda, una bendición y una oportunidad.