Claudia Tobar: Atracción fatal por las malas noticias
Podemos tomar conciencia de qué noticias hacemos protagonistas de nuestras conversaciones
¿De quién es la responsabilidad de que los diarios y noticieros estén inundados de malas noticias? ¿Es de los emisores, que saben que las noticias que generan miedo, ira y tristeza tienen más audiencia? ¿O es de los receptores, que por naturaleza están cautivados por estas noticias? Quizás ambos están atraídos por esta mala práctica que constantemente nos inyecta negativismo.
El hábito de revisar constantemente las redes sociales y medios para obtener actualizaciones sobre noticias negativas o preocupantes aumentó durante la pandemia. Este comportamiento se conoce como ‘doomscrolling’ en inglés. Esto se debe a que queremos estar actualizados, y ese conocimiento nos da una falsa sensación de control. Añadido a este fenómeno está la ‘curiosidad mórbida’, que es el interés por detalles perturbadores o sensacionalistas de eventos trágicos o macabros. Algunas personas, más que otras, tienen curiosidad por conocer los detalles más perturbadores de las noticias, lo que incentiva a los medios a seguir compartiendo este tipo de contenido amarillista.
Hoy en día, los emisores de noticias no solo son los canales oficiales, sino que cualquiera con una cuenta de redes sociales puede difundir información. Esto nos hace más vulnerables a la atracción fatal de las noticias. Los adultos mayores son mucho más propensos a compartir noticias falsas que las generaciones jóvenes. Un estudio indica que las personas mayores de 65 años tienen siete veces más probabilidades de compartir contenido de sitios web falsos en comparación con los menores de 29 años (Stanford Center on Longevity).
Igual que con los alimentos, cada uno decide qué consumir. Si a tu cuerpo le das chatarra, lo enfermas; si a tu cerebro le das basura, lo enfermas. Todos podemos tomar acción frente a esta atracción fatal, podemos decidir qué canales nos suman y cuáles nos restan. Podemos tomar conciencia de qué noticias hacemos protagonistas de nuestras conversaciones.
Tomemos el control de hablar y compartir buenas noticias sobre las malas, eso irá modificando nuestra propia percepción de la situación en la que vivimos.