Claudia Tobar | Una mujer que toma cartas en el asunto
Por eso es profesora voluntaria de bridge para decenas de personas
En un crucero en 1957 de Europa a América, Flor Villagómez Yépez viajaba con sus padres en un periplo de aproximadamente un mes. En esa época, el entretenimiento disponible para una joven de 19 años era muy diferente al actual. En el barco Flor conoció al compañero que sería su mejor aliado a lo largo de su vida. No hablo de su futuro esposo, sino del bridge, un juego de naipes para cuatro jugadores en que parejas compiten en equipo, y que demanda tanta atención, concentración y estrategia que incluso ha sido considerado juego olímpico. Se practica a nivel mundial y cuenta con jugadores que participan en campeonatos en todo el planeta.
Flor ha tenido al bridge siempre a su lado. Es una mujer brillante; todos los que la conocen pueden dar fe de su tenacidad y disciplina en todo lo que hace. Ha tomado las riendas de su vida y, literalmente, “cartas en el asunto”. Sus cuatro hijos, 10 nietos y casi 12 bisnietos son testigos del ejemplo que es en todo lo que hace. A lo largo de su vida ha ganado más de 10 campeonatos de bridge, muchos internacionales, representado a Ecuador en Costa Rica, Perú, Colombia y Panamá, y ha sido presidenta del Club de Bridge de Ecuador, trabajando incansablemente para dejar este legado a más personas. Flor conoce los beneficios que el bridge ha aportado a su vida: amistades, reconocimientos, agilidad mental, vida social activa y disciplina. Por eso es profesora voluntaria de bridge para decenas de personas que, con ella, han aprendido este juego que es mucho más que un simple pasatiempo. A sus 86 años, sigue participando en campeonatos de todo el mundo, ahora a través de su tablet. Todas las tardes se conecta y activa al máximo su capacidad mental mientras se mantiene activa. Gracias a ello domina la tecnología, nuevos canales de comunicación y continúa ganando medallas. Flor reconoce que el bridge la mantiene joven, le permite tener amigos, manejar su hacienda, felicitar a su familia pero sobre todo es un fiel compañero cuando la vida le va quitando a sus amigos. Tengo la fortuna de tener a esta campeona como heroína y llamarla abuela, y de ser testigo de la capacidad que tenemos las mujeres para enfrentar desafíos y lograr metas.