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Claudia Tobar | Las mujeres impostoras

Avatar del Claudia Tobar Cordovez

Mi teoría es que nunca nos liberamos completamente del síndrome del impostor, solo se aprende a navegarlo

Dudar de uno mismo y creer que nuestras habilidades son insuficientes es lo que en psicología se conoce como el síndrome del impostor. En los últimos años, este síndrome ha sido muy estudiado porque explica por qué las personas tienen una percepción inferior de sí mismas en comparación con la percepción que los demás tienen de ellas. Está estrechamente relacionado con un concepto presentado por Bandura: la autoeficacia.

La autoeficacia se refiere a la creencia en la propia capacidad para organizar y ejecutar las acciones necesarias para gestionar situaciones específicas, y es importante para las personas porque les permite tener la motivación para aceptar desafíos personales y profesionales, rendir mejor en tareas o proyectos, y tener más resiliencia al enfrentar obstáculos. Además, está relacionada con un mayor bienestar y menos estrés. Ante una carencia de autoeficacia surge el síndrome del impostor, una sombra negativa en nuestra mente que nos hace dudar de nuestra capacidad y relevancia.

El síndrome del impostor es más frecuente en mujeres y es una de las principales razones por las que muchas no aplican a promociones en su trabajo, no son las que más opinan en reuniones y dudan más al enfrentarse a desafíos laborales.

Mi teoría es que nunca nos liberamos completamente del síndrome del impostor, solo se aprende a navegarlo.

Personalmente, he sentido este síndrome desde los 10 años. Hoy, al enfrentarme a un mundo laboral en la industria financiera y tecnológica, que es predominantemente masculina, navego este síndrome constantemente. Sin embargo, esa navegación es menos paralizante cuando uno entiende que no compite en conocimiento ni en habilidades con nadie, sino que uno complementa a otros con su visión. Ese cambio de perspectiva ha sido mi mejor medicina para este síndrome. Si bien no tengo la cura para este él, solo la mera consciencia de la presencia en mis pensamientos trae poder para contrarrestarlo.