Claudia Tobar: Vivir con incertidumbre
Como ecuatorianos, podemos ser resilientes y fuentes de energía para quienes nos rodean. Juntos saldremos adelante
Hay un fenómeno con alto impacto que todos vivimos durante la pandemia y que dejó una huella importante en nuestra salud mental y en el trauma colectivo que generó en nuestras vidas: la incertidumbre. Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses, en los que no podíamos creer cuánto tiempo llevábamos viviendo esa nueva realidad.
Muchos, al mirar atrás, nos preguntamos cómo hubiéramos hecho las cosas de manera diferente si hubiéramos sabido que la pandemia sería tan larga. Algunos habrían optado por mudarse junto al mar para trabajar remotamente desde allí; otros habrían adecuado mejor sus hogares para el teletrabajo. Algunos, incluso, se arrepienten de no haber disfrutado más de la paz que significó estar en casa.
Hoy en Ecuador estamos viviendo un fenómeno similar: los cortes de luz, que nos han obligado, una vez más, a adaptarnos a una nueva realidad. La incertidumbre de no saber cuándo terminarán tiene un grave efecto en nuestra capacidad de tomar decisiones a largo plazo. Vivimos el día a día esperando, por algún medio, los horarios de corte, lo que nos impide planificar y nos deja en un estado de resignación.
En muchos hogares los cortes limitan la capacidad de cocinar, obligando a miles de familias a comer fuera con frecuencia, lo que afecta a sus bolsillos y a su salud. Cientos de niños carecen de luz para hacer sus tareas escolares, lo que limita su desempeño académico. Familias enteras recurren a los centros comerciales como puntos de encuentro. Sin embargo, la crisis económica afecta al bolsillo y estas visitas fomentan el consumo impulsivo, ya que parece no haber otra cosa que hacer en esos espacios.
La incertidumbre también afecta nuestra actitud, nos arrebata la percepción de control, básico para nuestra seguridad y para tomar decisiones conscientes. Ante ello priorizamos lo inmediato, perdiendo la capacidad de pensar en el largo plazo.
Pese a todo, estos momentos también pasarán. Así como superamos la pandemia, esta crisis nos hará más fuertes. Como ecuatorianos, podemos ser resilientes y fuentes de energía para quienes nos rodean. Juntos saldremos adelante.