Claudia Tobar Cordovez | Construyendo inclusión financiera y educativa
El PIB se ve afectado cada vez que una mujer no puede acceder a productos financieros con el apoyo necesario
Quién diría que las finanzas y la educación tienen mucho en común. Siendo educadora toda mi vida, siempre he tenido una visión sesgada sobre el poder de la educación. Ahora, al experimentar el mundo financiero, encuentro patrones indiscutibles entre ambas áreas.
Cuando se habla de estrategias sociales de inclusión se proyectan los beneficios que conlleva esa estrategia, no solo para el grupo incluido, sino para todos en el ecosistema.
Tanto la inclusión educativa como la financiera buscan eliminar barreras que impiden la plena participación de todos, tanto en la educación como en las finanzas.
Es interesante considerar que el incluir a las mujeres en el mundo financiero no solo se lo hace por justicia, sino porque estamos perdiendo una fuente significativa de ingresos.
El PIB se ve afectado cada vez que una mujer no puede acceder a productos financieros con el apoyo necesario.
Lo mismo ocurre con la educación: no educar adecuadamente a cientos de niños por su condición representa un alto costo para el país. El potencial de estos niños, que gracias a la educación pueden convertirse en ciudadanos productivos, trae grandes oportunidades tanto para ellos como para sus familias.
Los beneficios no son exclusivos para estos alumnos, sino también para la comunidad educativa, ya que su participación fomenta la diversidad, los valores, la tolerancia y la creatividad.
Ambas formas de inclusión buscan crear oportunidades, empoderar a las personas, reducir la desigualdad y fortalecer la convivencia en espacios comunes. Al diseñar un producto financiero inclusivo para un grupo específico, este termina siendo útil para todos. De manera similar, en una escuela, cuando se adapta un currículo para un niño ‘especial’, el aprendizaje y el crecimiento alcanzan a todos.
El verdadero éxito vendrá cuando dejemos de hablar de ‘inclusión’, y entendamos que todos merecemos participar activamente, ya sea en la educación o en nuestras finanzas.