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Claudia Tobar Cordovez | La era de la estafa digital

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La seguridad digital es ahora clave en nuestra protección personal, financiera y profesional

La tecnología avanza rápidamente y lo que antes parecía ciencia ficción hoy es una realidad. Sin embargo, estos avances han facilitado que más personas sean víctimas de fraude digital. A menudo creemos que solo los ingenuos caen en estafas, pero las estadísticas demuestran que cualquiera puede ser víctima de estos delitos.

Dos de las formas más comunes son el ‘phishing’, cuando los estafadores suplantan entidades legítimas para robar información personal, y el ‘skimming’, que consiste en el robo de datos de tarjetas mediante dispositivos falsos en cajeros o terminales de pago. Ambas técnicas se han perfeccionado tanto que incluso personas precavidas pueden ser engañadas.

En 2023, las pérdidas por fraude digital superaron los 10.000 millones de dólares a nivel mundial, según la FTC (Federal Trade Commission, EE. UU.). Instituciones financieras, emisores de tarjetas de crédito y comercios digitales invierten millones en seguridad, pero las estafas avanzan más rápido que los mecanismos de protección. Además, el ‘deepfake’, una tecnología de inteligencia artificial que manipula videos, audios e imágenes para suplantar identidades, ha facilitado aún más los fraudes digitales. La información que los propios usuarios comparten en redes sociales es utilizada para crear perfiles falsos y cometer delitos. En América Latina, los fraudes digitales han aumentado un 40 %, especialmente en banca y comercio electrónico.

La seguridad digital es ahora clave en nuestra protección personal, financiera y profesional, pues gran parte de nuestra vida depende del mundo digital. Para reducir riesgos, es fundamental no compartir información en enlaces sospechosos, verificar siempre la autenticidad de sitios web, usar contraseñas seguras y autenticación en dos pasos, evitar redes WiFi públicas, activar alertas de transacciones y optar por pagos sin contacto. La educación financiera también implica entender los riesgos de la seguridad digital, una razón más de la importancia de invertir en ella.