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Claudia Tobar: Recuerdos reales o construidos

Avatar del Claudia Tobar Cordovez

Es importante cuestionarnos si las memorias que tenemos son reales o si las hemos contado en una versión con más ficción

Cuando recordamos ese evento que marcó nuestra infancia es posible que tengamos imágenes del lugar, el sonido, incluso el olor. Nuestro cerebro es capaz de crear visiones muy específicas y claras de algunos eventos. Otros, en cambio, no son guardados con el mismo detalle, e incluso, en algunas ocasiones, ni registramos que pasaron. Resulta que la formación de la memoria es un sistema muy complejo, que con frecuencia es más construido que real. Las memorias que pensamos tener, y que podemos jurar que pasaron de cierta forma, en realidad puede que sean falsas.

Elizabeth Loftus, psicóloga, ha dedicado su vida a entender las memorias falsas: recuerdos de eventos que no ocurrieron o no ocurrieron de la forma en la que los recordamos. Loftus es una de las expertas mundiales en este tema, ha participado en estudios sobre trauma infantil y ha sido consultora en casos que involucran testigos de crímenes. Ella afirma que nuestra memoria no es tan confiable como pensamos. En sus estudios, Loftus confirmó que se pueden implantar memorias falsas en las personas y estas pueden asegurar que esa situación les ocurrió. Los padres hacemos esto todo el tiempo, sin mala intención claro, cuando hablamos de Santa Claus o el Ratón Pérez. Un niño al que le cuentan un evento con tanto detalle puede incluso recrear en su cerebro sonidos y emociones que le hacen jurar que esos momentos sucedieron.

Nuestro cerebro es muy hábil para llenar los vacíos con suposiciones disponibles y así construir una versión completa. Nuestra memoria da prioridad a los recuerdos altamente emocionales; a mayor emoción, ya sea buena o mala, mayor es la probabilidad de que se almacenen. Lo que ocurre en estos casos es que, dependiendo de cómo nos contamos la historia, esta puede ir cambiando hasta convertirse en una ficción absoluta de la realidad. Estos recuerdos a veces se construyen a partir de ver una foto o de la versión que nos contaron nuestros padres sobre esa situación. Es importante cuestionarnos si las memorias que tenemos son reales o si las hemos contado en una versión con más ficción. Nuestra imaginación es más poderosa que la realidad y eso, sumado a información falsa, puede hacer que nuestra memoria sea manipulable y poco confiable.