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Claudia Tobar Cordovez: Resultados diferentes, ¿haciendo lo mismo?

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La nueva era de la educación financiera consiste en hacerlo diferente, en dar la vuelta al modelo y en creer que la gente sí es capaz

La educación financiera tradicional es obsoleta e incompleta. Por muchos años organismos internacionales, instituciones financieras y países enteros han tratado de ofrecer la famosa educación financiera con el propósito de dotar a las personas con destrezas, conocimientos y actitudes que les permita obtener la tan deseada libertad financiera. Estos programas han variado en canal, en longitud, en emisor, unos más entretenidos que otros, pero todos parten de dos premisas básicas: 1. Las personas no saben y les tenemos que enseñar. 2. A las personas les enseñamos e inmediatamente aprenden. Amabas premisas están equivocadas.

El ser humano por naturaleza y supervivencia aprende, mira modelos a su alrededor, replica ejemplos cercanos, pone en práctica lo que conoce y así va construyendo sus esquemas mentales de cómo funciona el manejo de dinero. Nadie entra a un programa de educación financiera vacío, cada persona entra al programa lleno de muchas ideas, preconcepciones, sesgos, ejemplos, y no importa qué experto te diga la importancia de ahorrar o de hacer un presupuesto, tu bagaje de información es mucho más valioso. La segunda premisa es: si les enseñamos aprenden. Esta mentira que nos han contado de la educación es la razón por que la escuela tradicional tampoco funciona, porque no basta con enseñar. La persona debe estar expuesta a oportunidades para conectar, para poner en práctica, para recibir retroalimentación y así ir perfeccionando sus destrezas, mientras aplica los conocimientos y mejora su actitud.

La nueva era de la educación financiera consiste en hacerlo diferente, en dar la vuelta al modelo y en creer que la gente sí es capaz. Hay dinero para todos si sabemos buscarlo, y si apostamos por un modelo que inyecte energía positiva al ecosistema financiero ganamos todos. No es cuestión de priorizar los beneficios de las instituciones financieras o la de los usuarios, es posible soñar con un mundo virtuoso en donde si los usuarios toman mejores decisiones financieras todo el ecosistema crece y está mejor.