Consecuencias económicas del coronavirus
A diferencia de China, el virus no ha causado ninguna muerte en Japón hasta el momento, lo que plantea interrogantes sobre la naturaleza de la enfermedad y la mejor manera de prevenirla y tratarla.
Desde que se reportó un nuevo tipo de coronavirus en Wuhan, China, en diciembre, la cantidad de personas infectadas en el mundo ha ascendido a más de 44.000 y las víctimas hoy superan las 1.100. El virus se está propagando en toda Asia -incluidos Japón, Corea del Sur, Singapur, Tailandia, Vietnam y Malasia- y también a países en Europa y Norteamérica, aunque solo una muerte se ha reportado fuera de China hasta el momento.
Aunque ha matado a más personas, el SARS fue más letal, pues acabó con casi 10 % de las 8.096 personas en todo el mundo que, se sabe, resultaron infectadas. El gobierno del presidente chino, Xi Jinping, anunció un bloqueo de Wuhan, ciudad de 11 millones de personas. Desde entonces la cantidad de ciudades chinas en cuarentena ha aumentado a 16, y puede haber más.
Las cuarentenas y otras medidas forzosas para contener la enfermedad están afectando seriamente a la economía china, con efectos colaterales en otras partes de Asia. Wuhan, por ej., es la capital de la provincia de Hubei, uno de los centros industriales de China. Los fabricantes líderes de automóviles japoneses Honda y Nissan tienen fábricas allí, al igual que varios de sus rivales europeos.
Productores de autopartes, componentes electrónicos y equipos industriales también tienen instalaciones de fabricación importantes en la región. Muchas de estas fábricas han tenido que interrumpir la producción porque sus empleados no han podido regresar tras el feriado del Año Nuevo chino. Aun cuando el virus esté lejos de alcanzar su pico, China puede mitigar la sacudida de la demanda agregada negativa con medidas de estímulo. Otros gobiernos y bancos centrales en la región pueden tomar medidas similares si fuera necesario.
Las empresas pueden sustituir las cadenas de suministro alteradas con fuentes de suministro alternativas, y el consumo puede virar aún más a Internet. Japón tendrá una preocupación especial si el brote persiste, ya que el inicio de los Juegos Olímpicos de verano en Tokio está programado para el 24 de julio. No es claro cuán rápido se puede desarrollar una vacuna efectiva contra el coronavirus y la duración de la crisis actual dependerá de dos factores principales: primero, si las autoridades chinas pueden controlar la situación, y cuándo. Si el gobierno pone en cuarentena a más ciudades, la crisis económica se agravará; y segundo, si otros países pueden o no contener la propagación del virus.
Para determinar la mejor respuesta de salud pública lo más rápido posible, China y otros países afectados deberían compartir sus experiencias actuales de inmediato. Expertos médicos recomiendan trasladar los recursos preventivos de las fronteras de los países al interior, dando a la gente fácil acceso a kits de autoinspección. A quienes estén infectados se les debería ordenar quedarse en casa y eviten el contacto con los demás. Compartir información con la población puede ser mucho más efectivo para minimizar la propagación del coronavirus que las restricciones draconianas a la libertad de movimiento, tan costosas para la salud física y psicológica de los seres humanos, y para la economía. Otros gobiernos que están considerando respuestas nacionales para el nuevo virus deberían tener esto en mente.
Las autoridades chinas deberían considerar revisar su estrategia ante futuros brotes.