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Jayasree K. Iyer: El desplazamiento climático también es una crisis sanitaria

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El apoyo activo y el compromiso de accionistas, empleados y otras partes interesadas es crucial

Cada año 21,5 millones de personas se ven obligadas a desplazarse por inundaciones, sequías, incendios forestales y tormentas. Se prevé que esta cifra aumente drásticamente en las próximas décadas y que hasta 1.200 millones de personas se vean obligadas a abandonar sus hogares para 2050. La crisis climática en curso no es solo un desastre humanitario, sino también una emergencia sanitaria mundial. El desplazamiento climático plantea amenazas directas e indirectas para la salud pública. Al alterar los servicios asistenciales, priva a las comunidades afectadas de acceso a médicos, hospitales y farmacias. La migración inducida por el clima también exacerba la pobreza, el hacinamiento y la inestabilidad social. Muchas veces la producción de alimentos se ve seriamente afectada, mientras que las condiciones de vida insalubres alimentan la propagación de enfermedades infecciosas. En tanto la crisis climática amenaza con hacer descarrilar los esfuerzos mundiales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, la salud y el bienestar de cientos de millones de personas de todo el mundo en desarrollo están en peligro. Los países de ingresos altos no son inmunes: en EE.UU. 3,2 millones de adultos fueron desplazados o evacuados debido a catástrofes naturales solo en 2022. Las empresas farmacéuticas deben desempeñar un papel fundamental a la hora de impulsar la resiliencia sanitaria mundial. Su participación es especialmente importante en zonas de conflicto que se encuentran en primera línea de la crisis climática y de los desplazamientos, donde a menudo escasean los medicamentos y las vacunas que salvan vidas. Aunque la industria farmacéutica ha avanzado mucho en la reducción de las emisiones de dióxido de carbono y la adopción de prácticas más sostenibles, sus esfuerzos distan mucho de mitigar las alteraciones relacionadas con el clima en las cadenas de suministro. Las empresas farmacéuticas podrían ayudar a suministrar medicamentos a las comunidades vulnerables de zonas remotas mediante la renovación de sus cadenas de suministro, desde la creación de redundancia en las redes de transporte hasta el rediseño de los productos para que sean más estables en climas cálidos donde tal vez no haya refrigeración. Además, deben incluir sistemas robustos para la distribución a gran escala de medicamentos genéricos, que suelen ser las herramientas más eficaces para gestionar los brotes de enfermedades. Deben invertir en investigación y desarrollo para crear vacunas, diagnósticos y terapias dirigidas a enfermedades sensibles al clima; forjar asociaciones a largo plazo con organizaciones humanitarias centradas en el desplazamiento climático; y redoblar sus esfuerzos para reducir emisiones de gases de efecto invernadero en toda su cadena de valor; el sector emite más CO2 por cada millón de dólares de ingresos que la industria automotriz. El apoyo activo y el compromiso de accionistas, empleados y otras partes interesadas es crucial. Los inversores, en particular, deben animar a las empresas a alinear sus prácticas empresariales con los objetivos mundiales en materia de salud y clima. No se trata solo de una opción ética, sino también de una elección que promete importantes beneficios financieros y de reputación a largo plazo. El desplazamiento climático no es una amenaza lejana o hipotética; es una emergencia sanitaria que escala aceleradamente. La industria farmacéutica tiene la responsabilidad moral de actuar. Para hacerlo con eficacia, las empresas deben adelantarse a los acontecimientos y proporcionar tratamientos vitales que salven vidas a quienes se encuentran en la primera línea de la crisis climática.