Mohamed A. El-Erian | Un escenario referencia: economía mundial en 2025
Los mercados bursátiles se han mantenido relativamente estables y han arrojado rendimientos elevados
Cada diciembre es tradición hacer un balance del año que termina y reflexionar sobre lo que nos puede deparar el destino. Esta época del año invita a examinar la intersección de la economía, la política nacional y la geopolítica mundial. Usted estaría perdonado si como punto de partida esperara que estas tres áreas estuvieran alineadas; están profundamente interconectadas, lo que sugiere una dinámica que se refuerza a sí misma. Pero 2024 trajo consigo una dispersión inusual en esta relación que se amplió, en lugar de reducirse, a lo largo del año.
En geopolítica Rusia obtuvo en la guerra de Ucrania una ventaja mayor de la que preveían pronósticos de consenso de hace un año. Y el sufrimiento humano y la destrucción física como resultado de la guerra entre Israel y Hamás en Gaza superaron las expectativas sombrías de la mayoría de observadores, y se extendieron a países como Líbano. La aparente impunidad de los más fuertes y la ausencia de medios eficaces para prevenir crisis humanitarias extremas ha agravado para muchos la sensación de que el orden mundial es fundamentalmente desequilibrado y carece de salvaguardas ejecutables. En política interior, la agitación estuvo a la orden del día en muchos países. Los gobiernos de Francia y Alemania se han derrumbado, dejando a la UE sin liderazgo político. EE.UU. se prepara para una transición política. Un eje de conveniencia (China, Irán, Corea del Norte y Rusia) trata de desafiar el orden internacional dominado por Occidente y el colapso del régimen de Bashar al-Assad en Siria han reforzado la impresión de que vivimos en un momento de volatilidad geopolítica y política excepcional. Los resultados económicos y políticos globales en su conjunto hoy están sujetos a un conjunto de posibilidades más amplio porque los riesgos a la baja han aumentado y las innovaciones al alza -como en inteligencia artificial, ciencias biológicas, seguridad alimentaria, atención sanitaria y defensa- podrían transformar sectores y acelerar las alzas de la productividad. Pero la agitación política y geopolítica -y las escasas perspectivas de mejoras significativas- supone un riesgo para la persistencia de la excepcionalidad económica norteamericana. En ausencia de un reajuste importante de política económica, mi escenario de referencia para EE.UU. incluye una tasa de crecimiento inmediato algo más baja, aun si la economía supera a sus pares, y una inflación persistente. Esto planteará una disyuntiva a la Reserva Federal: aceptar una inflación por encima de la meta o intentar reducirla y arriesgarse a que la economía entre en recesión. A escala mundial la fragmentación económica continuará, empujando a algunos países a diversificar sus reservas más allá del dólar estadounidense y a explorar alternativas a los sistemas de pago occidentales. Los rendimientos de bonos gubernamentales a 10 años -una referencia mundial- subirán y se comercializarán entre el 4,75% y el 5%. En cuanto a los mercados financieros, podrían tener más dificultades para mantener su estatus de casa buena en un entorno geoeconómico difícil. Más allá de reconocer la mayor dispersión de los posibles resultados económicos en 2025, será crucial comprobar periódicamente la evolución real de cualquier línea de base que se adopte.