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Soňa Muzikárová | Europa Central y Oriental apuestan por la IA

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Con una población de más de 150 millones y un PIB de casi 2,5 billones de euros, la región tiene un enorme potencial

Mientras la atención del mundo sigue centrada en la resistencia de Ucrania a la agresión rusa, una revolución más silenciosa está reformulando las economías de Europa Central y Oriental (ECO). En los últimos años estos países se han convertido en centros de innovación pujantes, generando una ola de nuevos unicornios tecnológicos. UiPath de Rumania, por ejemplo, hoy es líder en automatización, mejorando la eficiencia del lugar de trabajo al liberar a trabajadores de tareas repetitivas. La polaca Docplanner está revolucionando el acceso a atención médica al aprovechar la inteligencia artificial (IA) para conectar a millones de pacientes con médicos. Y en Croacia Infobip, con su plataforma de comunicación mejorada por IA, facilita interacciones fluidas entre empresas, gobiernos y ciudadanos. Payhawk de Bulgaria está transformando las finanzas corporativas al agilizar la gestión de gastos. Estas empresas muestran que la IA puede ser una fuerza poderosa para el bien. Las economías de ECO enfrentan presiones financieras pospandémicas exacerbadas por normas presupuestarias revisadas de la UE. Y la guerra en Ucrania ha introducido un nuevo conjunto de amenazas como los ciberataques. La IA tiene el potencial de ayudar a estos países a enfrentar desafíos complejos generando un enorme valor en sectores públicos tradicionales como atención médica y educación, al tiempo que permite a los gobiernos contrarrestar la injerencia extranjera y salvaguardar las redes energéticas críticas. Estas economías están rezagadas respecto de sus homólogas de Europa Occidental; poner en marcha una startup en la región puede parecerse a construir una nave espacial con repuestos de una bicicletería. Y el auge de los partidos populistas plantea otro desafío importante que amenaza con minar la gestión macroeconómica responsable y disuadir a socios e inversores. Los encargados de las políticas deberían centrarse en ampliar la educación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y retener a los mejores talentos. El principal obstáculo de la región para convertirse en el próximo Silicon Valley es la escasez de profesionales calificados. Aunque en los últimos años han surgido cientos de empresas prometedoras en biotecnología, finanzas y robótica, no pueden crecer sin una sólida reserva de talento. Y aunque la educación es un bien público, el ritmo lento de reformas en los ECO significa que el sector privado debe centrarse en el desarrollo del capital humano. Una mayor integración europea podría impulsar la innovación facilitando el intercambio transfronterizo de ideas, talento y capital. La Comisión Europea ha presentado recientemente su iniciativa Fábricas de IA, que ofrece a los desarrolladores acceso a poder informático, datos y otros recursos necesarios para entrenar modelos avanzados de IA. Varios países de ECO han empezado a explorar asociaciones tecnológicas estructuradas con otros gobiernos europeos para promover prioridades estratégicas compartidas. Sus gobiernos deben impulsar el ingreso de inversión extranjera. Aunque las economías de ECO están preparadas para desempeñar un papel fundamental en la reconstrucción de Ucrania, primero deben abordar los déficits de infraestructura, la escasez de financiación y la incertidumbre normativa que podrían disuadir a posibles inversores. Mejorar el atractivo de la región es esencial para el sector tecnológico y para avanzar en proyectos de infraestructura digital, incluidas redes 5G, centros de datos e instalaciones de informática cuántica. Las economías de ECO deben actuar con celeridad, aprovechando el potencial de la IA, o corren riesgo de ver cómo una generación de talento busca mejores oportunidades en otra parte.