Acerca de “La lucha de Ucrania es nuestra lucha”

En un intento de obtener la simpatía de los latinoamericanos, los europeos acusan a Rusia de fomentar la crisis energética y alimentaria mundial
Publico mi réplica al artículo de los embajadores de la Unión Europea publicado el día 20 de febrero bajo el nombre “La lucha de Ucrania es nuestra lucha”.
El artículo, cuyo título está en perfecta consonancia con la obra del líder del nacional-socialismo alemán ‘Mien Kampf’ no es más que un intento flagrante de imponer a los países, tradicionalmente amigos de Rusia en América Latina y el Caribe, su versión distorsionada de lo que está sucediendo en Ucrania.
Rusia está agradecida a la mayoría de los países latinoamericanos, por su posición independiente y de principios expresada públicamente de no suministrar armas a Ucrania. Esta es la posición de la paz. El enfoque de la UE, que está suministrando armas al régimen en bancarrota de Kiev, es una posición de guerra. Recordemos que el Alto Representante de la Política Exterior de la UE Sr. Josep Borrell pide el suministro de armas a Ucrania y derrota a Rusia en el campo de batalla. Y es este mismo personaje quien se atrevió a comparar a la Unión Europea con un jardín floreciente, y al resto del mundo con una jungla. Parece extraño, por decir lo menos, que ahora el ‘jardinero’ recurra a la jungla en busca de ayuda.
En un intento de obtener la simpatía de los latinoamericanos, los europeos acusan a Rusia de fomentar la crisis energética y alimentaria mundial. La mayoría de las regiones del planeta entienden que las interrupciones en el suministro de granos y energía se deben principalmente a las sanciones ilegales que la UE está imponiendo contra Rusia. El plan de la UE para el estrangulamiento económico de Rusia fracasó.
La inutilidad de los intentos de nuestros antiguos socios europeos de ganarse a los latinoamericanos se manifestó durante la votación al proyecto de Resolución en la Asamblea General de la ONU “Lucha contra la glorificación del nazismo”. La abrumadora mayoría de los países latinoamericanos votó a favor. En este contexto, la posición de los Estados miembros de la UE que votaron ahora en contra de la resolución antifascista, resulta realmente vergonzosa.
No importa cuánto intente la UE convencer a los latinoamericanos de su versión; la hipocresía de Bruselas es inocultable. La prueba son las revelaciones de la excanciller alemana Ángela Merkel de que los acuerdos de Minsk “fueron necesarios solo para construir el potencial militar del régimen nazi de Kiev”.
A pesar de la distancia geográfica, América Latina ve y entiende por qué fue necesario iniciar una operación militar especial. Ve las procesiones en honor de los cómplices nazis en Ucrania y la destrucción de la lengua, la cultura y la religión rusas.
¿No ve todo esto la Europa, aquella a la que Rusia liberó del fascismo?
Por supuesto que lo ve. Pero sucede que, en aras de una ansiada victoria sobre Rusia y del cumplimiento de la orden que ha recibido de sus dueños en Washington, está lista para hacerse de la vista gorda ante estas crueles payasadas de los neonazis ucranianos. Tanto Napoleón como Hitler, cada uno en su momento, trataron de poner a Rusia de rodillas con la ayuda de muchos países europeos. El resultado es claramente conocido. Veamos qué obtienen ahora Stoltenberg y Borrell.