El argumento económico a favor de darle garantías de seguridad a Ucrania

...no se debió a que Ucrania tuviera menos capacidad y experiencia industrial que Polonia y Rumania. Todo lo contrario: tenía una tradición mucho más profunda de fabricación avanzada que cualquiera de estos países’.
El conflicto en Ucrania se prolonga de manera sangrienta, pero no es demasiado pronto para empezar a planear su recuperación de posguerra porque la planificación lleva tiempo y permite advertir qué tipo de paz hará falta para ponerla en un sendero hacia la prosperidad. Algunos creen que Rusia nunca aceptará una solución en la que Ucrania no sea otra cosa que una zona de separación. Pero ello conllevaría gigantescos costos económicos que la condenarían a un futuro de miseria, pues eso era Ucrania tras el colapso de la URSS en 1991, y los resultados fueron tan desastrosos que provocaron la Revolución Naranja en 2004 y la Revolución de la Dignidad diez años después. Ucrania experimentó la recuperación más lenta de todos los estados que anteriormente conformaban el bloque soviético. Su pésimo desempeño fue resultado de dos factores: su integración insuficiente con Occidente y el conflicto pos-2014 con Rusia, causado en parte por el deseo de Ucrania de acercarse a Occidente. Luego de la invasión de Crimea por parte de Rusia en 2014 y la posterior guerra en el Donbás en Ucrania oriental, las exportaciones ucranianas a Rusia se desmoronaron. Ucrania no logró vender estos productos industriales avanzados en otras partes, porque estos productos necesitan fabricarse a medida para el cliente, lo que exige contratos de largo plazo, transferencia de tecnología y cadenas de valor estables que dependen de un marco de integración profundo y duradero, como el que ofrece la Unión Europea. Como resultado, mientras que las importaciones por parte de la UE del mismo tipo de productos que Ucrania le vendía a Rusia se dispararon en este período, Ucrania no logró participar en este crecimiento. Las importaciones alemanas provenientes de Ucrania en 2019 fueron marginalmente superiores a las de 2011, mientras que las provenientes de Rumania, Polonia y otras partes en la UE aumentaron sustancialmente. Esto no se debió a que Ucrania tuviera menos capacidad y experiencia industrial que Polonia y Rumania. Todo lo contrario: tenía una tradición mucho más profunda de fabricación avanzada que cualquiera de estos países. Pero su giro económico hacia el oeste fue muy lento debido a los bajos niveles de inversión extranjera directa, en especial de la UE. Este mal desempeño en materia de IED reflejaba la ausencia de un paraguas de seguridad para proteger las inversiones en Ucrania de la agresión rusa post-2014 y acuerdos de integración profundos con la UE, que son críticos para el comercio basado en cadenas de valor. El segundo de estos prerrequisitos parece factible a la luz de la reciente decisión de la UE de otorgarle a Ucrania estatus de candidato, tras una visita a Kiev el 16 de junio del presidente francés, Emmanuel Macron, del canciller alemán, Olaf Scholz, y del primer ministro italiano, Mario Draghi. Pero sin garantías de seguridad es difícil imaginar que Ucrania pueda experimentar el tipo de transformación económica que hemos visto en otras partes en Europa del Este. Las empresas no querrán depender de cadenas de valor que tienen alto riesgo de ser destruidas por Rusia. Expertos en política exterior supuestamente “realistas” como John Mearsheimer responsabilizan a la ampliación hacia el este de la OTAN por la guerra de Ucrania. En realidad es todo lo contrario: Ucrania fue atacada porque no era parte de una alianza militar defensiva. Se requieren garantías de seguridad para generar la participación en cadenas de valor que puedan hacer que Ucrania sea más próspera, que la UE sea más eficiente y que el mundo esté mejor alimentado.