Declarar nuestros derechos digitales

Debemos garantizar que los usuarios tengan acceso a información sobre la huella ambiental de una tecnología, y debemos promover tecnologías que nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos climáticos más ambiciosos
Ya sea un lugar para hacer negocios, estudiar, comprar, mantenerse en contacto, encontrar pareja o sustentar económicamente a familiares y amigos, no necesitábamos una pandemia para que nos muestre por qué Internet es importante. Pero esta nos recordó que cuando actuamos para dar forma a la experiencia online, necesitamos hacerlo bien. La manera en que manejamos el mundo digital dice mucho sobre quiénes somos. ¿Cómo deberíamos manejarlo? Ayuda saber específicamente qué esperamos lograr. Por ejemplo, queremos que la gente tenga acceso a redes asequibles y a las capacidades para utilizar la tecnología. Queremos elegir qué datos compartimos y cuándo y con quién los compartimos. Queremos conocer las huellas de carbono de nuestras computadoras tableta y los videos que vemos. Queremos estar protegidos online, tanto como lo estamos offline. Y queremos poder desconectarnos. Todos deberían poder confiar en estos principios básicos y saber que estos derechos existen y merecen protección. Además de gobiernos nacionales y miembros del Parlamento Europeo, 82 % de la gente en los 27 estados miembro de la UE dice que quiere que la Comisión Europea defina y promueva un marco común de derechos y principios digitales. La declaración de derechos y principios digitales propuesta por la Comisión, difundida a fines del mes pasado, pone a la gente en primer lugar. Capta lo que más importa en las vidas diarias de los europeos. Tiene que ver con el empoderamiento, con la participación, con la accesibilidad, con el uso de recursos y con la seguridad; con usar la tecnología de maneras que unan, no que dividan, a la gente. Al articular estos principios y derecho, tenemos un punto de referencia más claro un modelo para la transición digital-. Este es el primer paso para los responsables de las políticas que están desarrollando nuevas iniciativas y para las empresas que están trabajando en nuevas tecnologías. Con nuestros principios digitales estamos fijando un estándar europeo que esperamos sirva de anclaje para estrategias similares en todo el mundo -como lo hicimos con la protección de datos y los derechos de los consumidores- . Para darle a la declaración la visibilidad que merece, queremos que sea firmada esta primavera (boreal) por los presidentes del Parlamento Europeo, el Consejo Europeo y la Comisión Europea. También pretendemos incluirla en nuestro monitoreo anual del progreso hacia los objetivos digitales de 2030 de la UE, y estamos consultando a los europeos sobre sus preocupaciones y prioridades digitales cada año. Cuando encuestamos a los europeos hace unos meses, descubrimos que ocho de cada diez esperaban que las herramientas digitales les aportaran al menos tantas ventajas como desventajas. Pero un porcentaje significativo de los participantes (casi 40%) no eran consciente de que tienen los mismos derechos fundamentales (libertad de expresión, privacidad, no discriminación) online que offline. Nuestras consultas nos dicen que estamos tocando un nervio sensible. Cuanto más digitalizadas se vuelvan nuestras sociedades, más necesitaremos mejorar la conciencia y el cumplimiento de nuestros derechos online. La declaración de derechos y principios digitales debería volverse nuestra forma de pensar predeterminada. El enfoque centrado en las personas para la transición digital debe apuntalar todo lo que hacemos. Es tan simple como eso