Geoffrey Heal: ¿Qué puede lograr la COP28?

En cuanto a la energía solar y eólica, la marcada caída de los costos ha impulsado su crecimiento contundente
La temporada de la COP ya casi está entre nosotros. Para los conscientes del clima, la Conferencia de las Partes, la cumbre anual de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc), es un elemento del calendario de fin de año y una oportunidad de hacer un balance de nuestros objetivos, necesidades y logros. Pasamos dos semanas preocupados por un evento distante con la esperanza de que los negociadores hagan un progreso significativo de cara a mitigar la amenaza climática. Pero para que nuestras expectativas frente a la COP28 sean realistas, debemos entender lo que una COP puede y no puede hacer. Estamos progresivamente descarbonizando nuestras economías. En los próximos 10 años, la energía eólica y solar serán las principales fuentes de electricidad, y las ventas de vehículos eléctricos (VE) probablemente superen a las de motores de combustión interna. Según la Agencia Internacional de Energía, el consumo de combustibles fósiles del mundo empezará a caer para 2030. Aunque sea demasiado tarde para limitar el aumento de la temperatura global a 2°C, mucho menos a 1,5°C, por encima de los niveles preindustriales, es antes de lo que habríamos esperado no hace mucho. Sin embargo, solo una mínima parte de este progreso se puede atribuir directamente a las COP. De hecho, el acuerdo de París no especifica nada sobre los VE o sobre la energía eólica y solar. Por el contrario, Tesla es el responsable del crecimiento de las ventas de VE: el éxito comercial del Modelo S de la compañía llevó a otros fabricantes de autos de alta gama a desarrollar los productos competitivos que hoy debutan en el mercado. El progreso en materia de descarbonización ha reflejado, principalmente, avances tecnológicos generados por empresas lucrativas con la ayuda y la guía de políticas gubernamentales favorables que se podrían haber cristalizado gracias a discusiones en las COP y a la publicidad en torno a ellas, aunque no fueron el resultado de directivas específicas de aquellas reuniones ni estuvieron incluidas en el acuerdo de París. Las COP pueden producir dos tipos de desenlaces positivos: los de ‘visión general’, como mantener la presión sobre los gobiernos y las corporaciones para que reduzcan las emisiones. Aquí es importante reiterar la importancia de alcanzar emisiones cero, destacar todo lo que todavía tenemos por delante y reconocer el progreso que se ha hecho. La COP de este año debe marcar el inicio de un proceso que aclarará qué constituye una compensación de carbono válida. Muchas corporaciones actualmente esperan reducir, pero no eliminar, sus emisiones, con la presunción de que pueden comprar compensaciones de carbono para llegar a emisiones cero netas. Pero el mundo no puede alcanzar cero emisiones si alguien sigue emitiendo. De igual importancia es el hecho de que, recientemente, ha quedado claro que muchas compensaciones de carbono voluntarias no tienen ningún valor, pues no cumplen con el estándar de adicionalidad (garantía de que no se habrían producido reducciones de emisiones relevantes sin el respaldo de las ventas de créditos de carbono) ni evitan la fuga (el traslado de las emisiones a otra parte). Un organismo internacional debe establecer estándares para la validez de las compensaciones e imponer límites a su uso; la Unfccc es el candidato obvio. La COP28 tiene el potencial de fomentar aún más la acción climática, incluyendo la introducción o el fortalecimiento de políticas que puedan conducir a avances tecnológicos para reducir las emisiones y ofrecer un reglamento muy necesario sobre cuestiones técnicas importantes, como el uso de las compensaciones. Su éxito depende, absolutamente, de la ejecución.