Lawrence | Ningún presidente puede reactivar el empleo manufacturero en EE.UU.
A medida que aumenta la productividad, los bienes se abaratan
Donald Trump y Kamala Harris promocionaron planes opuestos para crear empleos de clase media para trabajadores sin títulos universitarios con la revitalización de la industria manufacturera. Pero los candidatos no solo jugaron con la nostalgia del electorado por una época pasada; ignoraron el papel cada vez menor que la industria manufacturera puede desempeñar como fuente de crecimiento y oportunidades. Trump propuso eliminar el déficit estadounidense en el comercio manufacturero imponiendo aranceles elevados. Harris quería redoblar las políticas industriales de la administración Biden introduciendo $ 100.000 millones adicionales en subsidios federales para las industrias manufactureras del futuro. Estas prescripciones políticas notablemente miopes ignoran que la caída del sector manufacturero como porcentaje del empleo total -de 30% en la década de 1970 a 8% hoy– refleja fuerzas estructurales de largo plazo como automatización, aumento de productividad y cambio en la demanda de bienes hacia servicios (lo que ocurre naturalmente a medida que se desarrollan las economías). Caídas similares en otras economías avanzadas y de mercados emergentes, incluso aquellas con superávit comercial manufacturero de larga data, como Alemania, Japón, Singapur, Corea del Sur y China ponen en duda la creencia de Trump de que un déficit comercial más pequeño es la clave para estimular más empleo en el sector manufacturero. La proporción del empleo en el sector manufacturero está disminuyendo en las economías maduras, independientemente de sus enfoques generales de política industrial. Es probable que esta tendencia continúe. La evidencia apunta a fuerzas profundas y poderosas que impulsan la disminución a largo plazo de la participación del sector manufacturero en el empleo y el PIB a medida que los países se vuelven más ricos. Los cambios tecnológicos han desplazado la demanda de empleo en el sector manufacturero hacia trabajadores más educados. Un objetivo central de las políticas industriales tanto en economías avanzadas como en desarrollo es promover nuevas tecnologías de fabricación. Muchos países quieren dominar tecnologías digitales que ahorren mano de obra, como robótica y fabricación aditiva (impresión 3D), tecnologías que requieren altas habilidades, como nanotecnología y materiales avanzados, y tecnologías verdes como vehículos eléctricos. Si bien se desconocen todas las implicaciones de la IA, es probable que la mayoría de sus usos aumente la necesidad de trabajadores más capacitados y educados. Por eso la próxima administración debería enfatizar políticas que promuevan el crecimiento y la inclusión en toda la economía. Esto significa asistencia para adaptación y colocación laboral; seguro de pérdida de salario para trabajadores desplazados; y subvenciones para programas de capacitación y aprendizaje destinados a preparar a los trabajadores para empleos y carreras que ofrezcan ingresos de clase media. La manufactura tiene un papel vital que desempeñar al proporcionar hardware para la economía digital, semiconductores para la IA (la producción nacional puede ser importante para la seguridad nacional) y paneles solares, turbinas eólicas y vehículos eléctricos para la descarbonización. Pero el sector no debe promoverse como un vehículo de crecimiento inclusivo y empleo para trabajadores poco calificados.