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Mark Leonard: ¿Nos ha superado la ‘policrisis’?

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Mientras Benjamín Netanyahu y Vladimir Putin parecen decididos a mantenerse en el poder para siempre...

El Foro Económico Mundial realizado en Davos este año fue incluso más agotador y desconcertante que lo habitual. A los políticos les encanta decir que nunca hay que desperdiciar una crisis, pero también ellos parecían superados por los temas por tratar de una conferencia que apuntaba a captar todas las implicancias de la ‘policrisis’ actual. No se trata solo de problemas individuales que se hacen más difíciles de solucionar cuando hay muchos de ellos, sino el hecho de que las actuales crisis se están retroalimentando cada vez más, compitiendo entre ellas porque se les preste atención. Con el trasfondo de las crecientes tensiones geopolíticas y el conflicto en escalada en Oriente Medio, los ataques hutíes sobre las naves de transporte que intentan circular por el Mar Rojo se han convertido en una fuente de preocupación para la economía global. Para empeorar las cosas, la sequía en América Central, subproducto de patrones climáticos cíclicos y los efectos de largo plazo del cambio climático, han limitado al mismo tiempo la circulación por el Canal de Panamá. En Gaza, las consecuencias humanitarias de la guerra se agravan cada día más. En tiempos en que el apoyo estadounidense y europeo para la defensa de Ucrania va perdiendo fuerza, la casi absoluta atención sobre Oriente Medio ha hecho que el presidente ucraniano Volodímir Zelenski intente desesperadamente que su país vuelva a estar presente en el mapa estratégico. Finalmente se llegó a un consenso general de que es necesario abordar ambas crisis, la de Ucrania y la de Oriente Medio. Con respecto a Gaza, los cinco aspectos clave son un acuerdo para liberar a los rehenes israelitas restantes, avanzar en la normalización regional de las relaciones entre Israel y sus vecinos árabes, un camino realista hacia la solución de dos estados, un esfuerzo regional para revitalizar la Autoridad Palestina, y una suspensión de las hostilidades abiertas en la frontera norte de Israel con el Líbano. En cuanto a Ucrania, el mayor desafío será conciliar las aspiraciones con las realidades políticas en este año electoral con altas apuestas. En los asistentes también pesaba fuertemente la crisis de la democracia estadounidense. Pero de todas las crisis, una se robó el espectáculo: la IA. Al ponderar sus oportunidades y riesgos, todos los presentes estaban de acuerdo en que esta representa un desafío completamente nuevo y sin precedentes. Sin embargo, lo que más me llamó la atención fue el nivel de discrepancia sobre la importancia que IA llegará a tener. Las crisis globales compiten por la atención de las personas, tal como lo hacen las redes sociales. A medida que nuevas e inesperadas variables interactúan con otras de maneras impredecibles, una sensación de sobrecarga complica la búsqueda de soluciones. El hecho de que 2024 sea un súper año electoral, con cuatro mil millones de personas pudiendo votar en más de 70 jurisdicciones, añade incluso más incertidumbre. No debe sorprender el que la gente esté ansiosa. Una nueva e importante encuesta realizada por mi propia organización, el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, muestra que cinco grandes crisis de los últimos 15 años (la recesión global pos-2008, la crisis migratoria de 2015, la pandemia de COVID-19, la guerra de Ucrania y el cambio climático) han dividido a los europeos en ‘tribus de crisis’ y han forjado nuevas identidades políticas que, con frecuencia, compiten entre sí. A menudo nos quejamos de que los políticos, líderes de negocios y diplomáticos que se reúnen una vez al año en Davos están desconectados de la gente común y corriente. Pero en la actual economía de la atención, están tan confundidos como la gente que supuestamente representan.