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Paraguay: el pequeño David

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Paraguay mantiene políticas conservadoras contrarias al comunismo y al paso previo, el socialismo

Paraguay, con una población de apenas 6,7 millones de personas y un producto interior bruto, PIB, de 39,5 mil millones de dólares, no ha sido conquistada. Algunos dicen que es el David más pequeño contra el Goliat más grande de la historia.

No muchos conocen las constantes injerencias de sus vecinos, de otros gobiernos y especialmente de organismos supranacionales -ONU, UE, etcétera- para que el Paraguay hinque la rodilla ante la agenda Woke y sus perversiones.

La sociedad paraguaya es de gente sencilla, conservadora. Las principales actividades del país son la agricultura y la ganadería. Un sector primario que siempre mira al cielo.

Difícil explicar a estas gentes, mamíferos todos, que eso del cromosoma 23 XX o XY es una tontería. Que la sexualidad no viene definida por las leyes de la biología, viene por el sentimiento de turno y que lo que hay son un número indefinido de ‘géneros’. Más difícil es convencerles de que el niño en el vientre de su madre no es un ser humano, algo contrario a su tradición cristiana. Los globalistas no entienden su oposición a las leyes ideológicas que obligan en España a las escuelas a enseñar, con talleres de ‘role play’ dados por asociaciones de LGTBI+, la estimulación sexual, la masturbación y demás a niños de 6, 7 u 8 años de edad.

Sus tres vecinos tienen todos los recursos naturales que una nación podría anhelar pero Paraguay careciendo de casi todos ellos prospera. Paraguay mantiene políticas conservadoras contrarias al comunismo y al paso previo, el socialismo. No puede por lo tanto uno sorprenderse de que sea esta pequeña nación soberana, Paraguay, la que tenga un salario mínimo de los más altos - 370 dólares - y el endeudamiento más pequeño, 32 %.

Esta independencia ideológica y económica es muy molesta para sus vecinos, para los organismos supranacionales y para todos los perro flauta.

Yo aplaudo su valentía al defenderse de las injerencias, al decir no una y otra vez a las mentiras, a las presiones y en especial a la brisa bolivariana que asola la región y les doy las gracias por defender la verdad, la belleza y la hispanidad.