Por qué los primeros cien días de gobierno son importantes

Los donantes juegan un papel fundamental en las campañas electorales, pero para el gobierno esas mismas relaciones pueden convertirse en problemas
Tras años de ansiedad por el retroceso de la democracia, los próximos meses dirán mucho sobre el estado del gobierno popular en el mundo. En octubre Argentina elegirá al sucesor del presidente Alberto Fernández, mientras en nueva Zelanda la coalición liderada por los laboristas enfrenta el desafío que le plantea el bloque encabezado por el Partido Nacional. Y en noviembre los Países Bajos llevarán a cabo unas precipitadas elecciones generales para reemplazar a Mark Rutte, el primer ministro que más tiempo mantuvo el cargo en ese país, cuyo gobierno colapsó en julio. También se espera que el Reino Unido convoque a elecciones generales en algún momento de 2024, mientras Indonesia se prepara para las elecciones presidenciales de febrero, que decidirán el sucesor de Joko Widodo, conocido habitualmente como Jokowi, una vez que complete su segundo y último mandato. México tendrá elecciones presidenciales en junio, seguido por Estados Unidos en noviembre y Ghana en diciembre. En todos esos países las campañas electorales ya avanzan a toda máquina... pero no solo de elecciones está hecha la democracia, para funcionar debe además proporcionar una gobernanza eficaz. Por eso, quienes aspiran a desempeñarse como líderes deben comenzar a prepararse para los primeros 100 días de gobierno con mucha anticipación. Ese lapso no tiene nada de mágico; centrarse en esa fase inicial del cargo no implica que haya que lograr todas las metas en ese período. Aunque adquirió importancia tras el dinámico comienzo de Franklin D. Roosevelt como presidente estadounidense, vale destacar que cuando FDR ganó las elecciones de 1932, en el peor momento de la Gran Depresión, su foco no eran los primeros 100 días, sino actuar de manera rápida y contundente ante una situación desesperada, promulgando velozmente 15 proyectos de ley importantes. Solo después los observadores notaron cuánto había logrado en tres meses. Hoy, el concepto de los primeros 100 días ofrece un marco útil a los líderes entrantes... cuyos mandatos pueden terminar antes de lo que creen, y cuyas lunas de miel con sus propios partidos y los socios de sus coaliciones pueden ser mucho más breves de lo esperado. En ese lapso deben centrarse en: tener en claro la prioridades del nuevo gobierno, algo más fácil de decir que de hacer. Contar con la preparación adecuada, lo que implica extraer lecciones de las experiencias anteriores y establecer el marco de un enfoque adaptable que aproveche la pericia esencial. Finalmente, deben asegurarse de que su personal y asistentes cuenten con las cualidades necesarias para la gobernanza eficaz. Se trata de habilidades muy distintas a las que se desarrollan desde la oposición o durante las campañas electorales. Gobernar supone buscar e implementar soluciones prácticas y gestión rigurosa de las políticas. Los líderes recién electos deben armar un equipo eficaz que pueda ayudarlos a traducir sus aspiraciones en logros tangibles. Eso requiere la gestión de agencias públicas, la colaboración con burócratas de carrera y expertos, el trato eficiente con un gabinete diverso y la capacidad de proponer nuevas prioridades atendiendo simultáneamente a las crisis imprevistas y garantizando el funcionamiento óptimo de las funciones gubernamentales esenciales. Deben usar los primeros 100 días de gobierno para demostrar su capacidad para ganarse la confianza del público, inspirar y motivar a los servidores públicos, y mantener el apoyo de sus propios partidarios y aliados políticos. En los sistemas democráticos, las transiciones son rápidas y los cargos, breves. Una preparación meticulosa es decididamente fundamental.