El regreso de la disuasión

La guerra en Ucrania es consecuencia de la falta de disuasión. No habrá paz sin ella
Mientras los jefes militares de la OTAN se reúnen en Bruselas para discutir sobre la guerra en Ucrania, el otro tema que consideran es el Concepto Estratégico de la alianza, que se implementará próximamente y afectará sus prioridades en los próximos años. El comportamiento ruso demostró que el regreso de la disuasión debe ocupar un papel central. Cuando Rusia comenzó a acumular tropas en la frontera ucraniana a fines de 2021 emprendió una agresión contra Ucrania y el «conjunto de Occidente», en especial la Unión Europea y la OTAN. Rusia trataba de disuadir a Ucrania, y Occidente de aumentar su colaboración y disuadir a Rusia de la agresión. La invasión posterior fue fruto de un gigantesco fracaso de la disuasión. Los ucranianos lograron reunir una defensa impresionante y la UE, la OTAN y otros de sus socios y aliados occidentales siguieron imponiendo sanciones económicas y financieras más estrictas, y proporcionándoles asistencia. Pero nos encontramos en un peligroso ciclo de escaladas. La situación requiere una disuasión creíble, mucho más allá del «paraguas nuclear» tradicional. Se creía que la relación energética de codependencia entre Rusia y Europa era un fuerte elemento de disuasión para ambas partes, pero fracasó. Disuadir es convencer a un oponente de que no le conviene hacer algo. Rusia intentó disuadir a Ucrania y Occidente con el despliegue de tropas en la frontera ucraniana. Mientras lo hacía, EE. UU. y sus aliados de la OTAN publicaron inteligencia y datos que revelaban los movimientos de tropas rusas a diario, demostrando al Kremlin que estaban al tanto de sus acciones, primer elemento de la disuasión. Otro elemento clave es creer que el adversario cuenta con la voluntad y la capacidad para aumentar las medidas si la contraparte no cambia el rumbo. Cuando Rusia lanzó demandas diseñadas para exponer las vulnerabilidades ucranianas y de la OTAN, su audiencia no las consideró creíbles, con excepción de EE. UU. Rusia sí invadió, lanzó veladas amenazas nucleares y hasta probó un nuevo misil supersónico. De manera similar, el presidente ruso Vladímir Putin no se tomó en serio al presidente francés Emmanuel Macron ni al canciller alemán Olaf Scholz y otros líderes occidentales cuando expresaron sus intenciones de apoyar a Ucrania. La estrategia de disuasión ucraniana se centró básicamente en proyectar la imagen de un país que ya formaba parte de Occidente. Rusia subestimó su unidad y la capacidad y competencia de su ejército. La heroica defensa de Ucrania nos recuerda que hay gente común: la guerra tiene lugar entre ellos y son ellos quienes decidirán el resultado final. Aunque la voluntad de los ucranianos para defender sus vidas, hogares e ideales aún no disuadió a los líderes rusos, sí disuadió de combatir a muchos soldados rusos. La disuasión debe ser un objetivo popular que cuente con amplio apoyo público, estar respaldada por la cooperación internacional, fundamental para garantizar la seguridad de los estados más pequeños y vulnerables. Lograrlo requiere un liderazgo eficaz e inspirador como el del presidente ucraniano Volodímir Zelenski: unió a los ucranianos, a todo el mundo Occidental. Otros líderes deben seguir su ejemplo. Rusia se envalentonó por las interdependencias económicas que cultivó y su condición de miembro permanente con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. La disuasión por tanto debe incluir medidas que neutralicen o limiten ambos factores. La guerra en Ucrania es consecuencia de la falta de disuasión. No habrá paz sin ella.