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Ucrania y la paz por agotamiento

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Mientras los incesantes ataques con drones y misiles demolieron la infraestructura de Ucrania los rusos siguieron con sus vidas sin cambios...

Aunque invariablemente las guerras terminan, los desacuerdos subyacentes suelen perdurar. Se llega a una paz tenue, interrumpida por espasmos de violencia. La forma en que terminan -por victoria rotunda, agotamiento o mutua disuasión- puede implicar una diferencia: es menos probable que el agotamiento evite estallidos futuros que la derrota absoluta de una de las partes, pero no hay garantía. Ello no significa que no valga la pena buscar ciertos tipos de paz. Quienes se resisten a la paz imperfecta a menudo terminan en peor situación. Durante su breve visita a EE. UU. el presidente ucraniano Zelenski reiteró que su país solo aceptará la retirada total rusa del territorio ucraniano, Crimea incluida. Mas pese a los extraordinarios éxitos de Ucrania en el campo de batalla y el sostenido apoyo occidental a sus fuerzas, es poco probable que logre vencer categóricamente a un invasor mucho mayor. EE. UU. entregó sistemas de defensa avanzados de misiles Patriot a la fuerzas ucranianas, algo considerado antes excesivamente riesgoso, y acordó enviar un paquete adicional con armamento ofensivo. Pero para salvaguardar la unidad de la OTAN y evitar una escalada, el gobierno de Biden procura evitar la entrega de armas de capacidad muy superior a las que ya existen en el campo de batalla ucraniano. Es de suponer que las decisiones sobre el aprovisionamiento de armamento a Ucrania también reflejan la evolución de la política de guerra rusa. En los últimos meses surgieron escisiones en el Kremlin: partidarios de la línea dura claman por una estrategia más audaz y podría empujar al presidente Putin a aumentar la escala del conflicto, sobrepasar más límites que Occidente e intensificar la represión interna. Las noticias sobre unidades rusas en situación de quiebre, dispuestas a desertar o rendirse, también podrían tener un impacto importante. Zelenski afirmó que es posible que Rusia “esté apostando al agotamiento” del pueblo ucraniano, su defensa aérea y sector energético; probablemente esté en lo cierto, pero no parece darse cuenta de que el apoyo de EE. UU. y de la OTAN solo podrá sostener a sus fuerzas por cierto tiempo. Más allá de lo admirable del combate de los ucranianos, están más cerca del agotamiento que sus contrincantes rusos: Rusia puede recurrir a un grupo de combatientes potenciales mucho mayor; la guerra tiene lugar en su mayor parte en suelo ucraniano y aunque las sanciones afectarán a la economía rusa a largo plazo, el tiempo está del lado de Putin (que confía en que los ataques sin tregua a la infraestructura y los objetivos civiles socavarán la moral y capacidad de combate ucranianas, mientras cuestiones económicas y políticas locales debilitan la determinación de Occidente). Probablemente las políticas fiscales suicidas de los estadounidenses republicanos -podrían limitar el gasto para defensa el año que viene- le brinden satisfacción. A fines de 2022 el presidente del Estado Mayor Conjunto de EE. UU. instó a Ucrania a aprovechar los momentos de debilidad rusa para negociar una solución, pues echar completamente a Rusia de su territorio sería “una tarea muy difícil”. Ello generó violentas críticas entre quienes lo interpretaron como señal de que la estrategia de Putin estaba funcionando, pero vale la pena seguir el consejo. Es probable que la capacidad de Ucrania para soportar la guerra se agote antes que la de Rusia. Si sus líderes se niegan a negociar antes, terminarán peor que si procuran hacerlo cuando aún tienen elementos a su favor. Dada la profunda y tensa historia entre ambas partes, es poco probable que un acuerdo logre evitar futuros estallidos de violencia pero, como sabe EE. UU. por experiencia, la era de las victorias gloriosas ya no existe. La paz por agotamiento es mejor que la guerra.