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Carmen Ojeda: Gratitud por el año que se va, esperanza por el que comienza

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Si el año que estamos terminando no logramos tal o cual propósito, delante de nosotros tenemos otros 365 días

Estas fiestas de fin de año muchas veces llegan a nosotros con una mezcla de emociones… Para algunos serán de alegría, satisfacción por objetivos y metas cumplidos, para otros de tristeza, nostalgia por alguna pérdida, ansiedad por el futuro, etc., y todas estas son emociones naturales y válidas que surgen de lo que cada uno ha ido viviendo a lo largo de estos 12 meses. Una forma en la que quiero proponer que acojamos y transitemos estas emociones que vamos notando en estos días es a través de la actitud de la gratitud.

El año que estamos terminando ha estado lleno de distintas experiencias, y todas ellas nos han dejado algo por lo que podemos estar agradecidos. Tal vez es más fácil verlo en las experiencias agradables, pero también podemos descubrir muchos frutos de los momentos de dolor, de preocupación o dificultad donde tal vez mostramos mucha fortaleza, o resiliencia, o pudimos contar con personas valiosas que estuvieron para sostenernos en nuestra debilidad. Hacer una pausa y reconocer con gratitud lo que nos han dejado las experiencias vividas puede ayudarnos a hacer un cierre armonioso y a prepararnos para recibir lo que viene. Conviene, entonces, que nos preguntemos: ¿qué me ha dejado el 2024 para agradecer?

Un año nuevo que comienza, a la vez, es un nuevo intervalo de tiempo lleno de nuevas oportunidades. Aquí una actitud muy recomendable y beneficiosa a desarrollar es la esperanza. Desde la psicología, la esperanza se relaciona con las metas y el sentido de agencia personal, es decir, nuestra capacidad de dirigirnos mediante el esfuerzo hacia los objetivos que nos planteamos. Si tenemos esperanza es mucho más probable que nos movamos a la acción, que invirtamos en el presente para cosechar lo que visualizamos del futuro.

Si el año que estamos terminando no logramos tal o cual propósito, delante de nosotros tenemos otros 365 días para explorar nuevas estrategias para lograrlo; dicho de otra manera, volvemos a tener en nuestras manos la posibilidad de acercarnos hacia la vida que queremos vivir, seguir construyéndonos como personas, fortalecer vínculos, encaminarnos hacia una mayor plenitud y significado. Conviene, finalmente, preguntarnos: ¿tengo esperanza en el 2025 a punto de empezar?