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Carmen Ojeda Oquendo | Niños con problemas para dormir

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Lo primero, aunque parezca muy obvio, será hablar con los niños: es importante explicarles la importancia del sueño

Son frecuentes las consultas al psicólogo por dificultades en casa para dormir a los niños, por lo que he querido abordar este tema y brindar algunas recomendaciones que pueden colaborar a la superación del problema.

No nos es ajeno el escenario de niños que se rehúsan a acostarse, ponen mil excusas a la hora de dormir, no duermen el tiempo necesario o se despiertan en medio de la noche. Uno de cada tres niños tiene problemas para dormir y esto repercute en diferentes aspectos de su vida. Un niño que no duerme es mucho más vulnerable a una gran cantidad de problemas como la ansiedad, la irritabilidad o ciertas enfermedades físicas, sin mencionar que también los padres sufren todas estas circunstancias y sus consecuencias.

El papel de los padres para la superación de este problema es primordial. Lo primero, aunque parezca muy obvio, será hablar con los niños: es importante explicarles la importancia del sueño, la función que este cumple en nuestro normal funcionamiento y los problemas que causa no dormir bien. Asimismo, es necesario tratar de entender los miedos, preocupaciones o circunstancias que están impidiendo que ellos concilien el sueño. Si la causa del insomnio es el miedo, debemos validar la emoción del niño, hacerle saber que es aceptable y permitido lo que está sintiendo, y luego animarlo poco a poco a ser valiente.

En ocasiones es bueno implementar un entrenamiento para dormir, entendiendo que la meta de que el niño pueda dormir solo en su habitación toda la noche será un proceso que se llevará a cabo paso a paso. No podemos esperar conseguirlo de la noche a la mañana, sino empezar dando pequeños pasos según lo que cada niño requiera, pero siempre de forma progresiva y paciente.

Por último, recordar lo útil que resulta establecer una rutina para dormir que pueda ser seguida por todos en la casa, así como establecer una cultura del sueño que permita irnos preparando poco a poco para el momento de un descanso reparador; puede incluir un baño relajante, menos actividad, la aplicación de un ruido blanco, técnicas de relajación, entre otras muchas estrategias que lo favorezcan.