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Claudia Tobar | Educación financiera: libertad

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Este sueño de la inclusión de una estrategia de educación financiera va más allá de solo ofrecer conceptos; según la OECD (2021)

El 20 de noviembre fue un gran día para nuestra niñez: se firmó el acuerdo intersectorial que regula la implementación de la Estrategia Nacional de Educación Financiera, resultado de mucho esfuerzo de varios actores que han perseguido este hito por muchos años. En Ecuador no se observaba una estrategia nacional de educación financiera que permita a los jóvenes dotarse de conceptos y habilidades de manejo financiero. El desafío, cuando no hay una política clara de educación financiera, no solo recae en la falta de educación sino en la construcción de un aprendizaje equivocado. Cuando no hay educación formal nuestros conceptos del dinero se construyen con base en lo que vemos y vivimos; vamos llenando huecos y vacíos con suposiciones generalmente incorrectas que nos llevan a construir relaciones malsanas con el dinero. Cuando estos jóvenes salen al mundo profesional formal o informal y empiezan a tener sus primeras experiencias de independencia financiera, carecen de guía y acompañamiento para aprender de sus errores, y y no han aprendido a jugar las reglas del sistema financiero.

Este sueño de la inclusión de una estrategia de educación financiera va más allá de solo ofrecer conceptos; según la OECD (2021), la educación financiera es una combinación de conciencia, conocimiento, habilidades, actitudes y comportamientos financieros necesarios para realizar decisiones financieras sensatas. Para alcanzar el tan anhelado bienestar financiero queremos que los ciudadanos sean capaces de controlar sus finanzas diarias (cubrir gastos y poder pagar deudas); absorber choques financieros; cumplir metas financieras; y poder aspirar a libertad financiera (Buró de Protección del Consumidor Financiero, 2015). Cuando las personas alcanzan estos cuatro comportamientos son capaces de ser realmente libres. El estrés provocado por deudas es esclavizante y paralizante. Contar con un compromiso nacional en esta temática es esperanzador. Una gestión eficiente y una relación saludable con el dinero son fundamentales para el desarrollo de un país. Son aspectos que actúan como facilitadores en la reducción de brechas de desigualdad y sirven como mecanismo preventivo contra el abuso.