Claudia Tobar: Inyectar esperanza a la educación
La película Radical es una demostración de muchas realidades que compartimos en Latinoamérica
Tuve la suerte de ver la última película de Eugenio Derbez, Radical, basada en hechos reales, que ilustra la cruda realidad de un pequeño pueblo en México, Matamoros, que se siente tan cercano a nuestra realidad: tiene problemas de drogas, violencia, desempleo, pero sobre todo refleja cómo hemos desahuciado a la educación, perdido cualquier esperanza de que funcione. Para motivarlos a verla y no hacer ‘spoiler’, les dejo la tarea de verla. Pero sí les planteo preguntas que resuenan hasta hoy en mi cabeza. La película me llegó con fuerza, claro soy educadora, activista social y fiel creyente en el poder transformador de una escuela, pero si usted no es todas esas cosas aún puede conectarse con la necesidad de hacer de las escuelas lugares seguros para los niños. En estas semanas que permanecieron cerradas por la inseguridad, me preguntaba: ¿alguien se cuestionó el cerrar los hospitales por la inseguridad? Imagino que no, ¿cómo vamos a cerrar algo tan esencial? ¿Acaso el pueblo hubiera permitido que se cierren los centros comerciales? No, ¡cuántos comercios se verían afectados! ¿Con qué valores como sociedad cerramos las escuelas pensando que no son prioridad? Nadie quiere exponer a los niños a violencia y todos los queremos proteger, pero sí, yo sueño con un país que priorice la seguridad alrededor de las escuelas con tal urgencia y determinación que motive a los padres a pensar que ese es el lugar más seguro en donde pueden estar. Que finalmente nos demos cuenta de que la escuela es más que aprendizaje académico; es una fuente de alimento, es cuidarse de la tentación de que las bandas recluten a menores, es seguridad de estar al menos siete horas al día lejos de agresores, y potencialmente puede incluso ser fuente de mucho aprendizaje. Mientras más peligroso el barrio, más obligados a abrir las escuelas. A los niños pequeños los encierran en las casas, pero a los adolescentes, cuya permanencia ya es un milagro, los estamos entregando en bandeja de plata a las bandas.
La película Radical es una demostración de muchas realidades que compartimos en Latinoamérica. Debería ser un despertar para tener más profesores Sergios que inyecten esperanza en lugares donde la educación ha sido desahuciada.