Francisco Arosemena: Voto devoto
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El voto, solo lo merece un verdadero devoto. De la dolarización. De la disciplina fiscal. Del superávit
Al cierre de esta campaña presidencial, Diario EXPRESO consultó a los candidatos sus ideas para fortalecer la dolarización en el Ecuador. La mayoría de las respuestas, remitidas o inferidas en sus planes de gobierno, se limitaron a enunciados genéricos. Mala espina. Entre ellas, audazmente, algunas pretendieron disimular su velada agenda contraria a la dolarización. Mala tos. De manera sensata, al menos unos pocos candidatos, contados con los dedos de una mano, compartieron la prioridad de mantener un manejo ordenado de las finanzas públicas.
Responsabilidad absoluta y exclusiva del Poder Ejecutivo. Para sostener la dolarización, los analistas coinciden en que es fundamental mantener un superávit en la ejecución anual del
presupuesto del Estado. Los ingresos deben ser mayores a los egresos. Y debe garantizarse la acumulación de un fondo de ahorros para autofinanciamiento emergente. Para evitar incrementar el nivel de endeudamiento, el gasto financiero y la presión en la caja fiscal. Porque las nuevas
deudas son solo imágenes espejo de déficits recurrentes. Y, mientras estos persistan, la dolarización seguirá en riesgo. Se han cumplido 25 años de dolarización. Poco se ha enfatizado que, durante el período 2000-2006, conocido como la edad de oro de la dolarización, se logró mantener, cada año, un superávit en las cuentas del sector público.
Y acumular ahorros. Y reducir niveles de deuda y de pobreza. Las nuevas generaciones no vivieron el descalabro fiscal de la década posterior. Pero han sido testigos de los esfuerzos para revertirlo en los últimos tres gobiernos. Y para preservar la dolarización en condiciones adversas. Este domingo, toca refrendar la dolarización. Para evitar el retorno de los flagelos de la inflación y de la devaluación. Para proteger la capacidad adquisitiva de los salarios y de las pensiones de jubilación. Por igual, entre los que tienen más y los que tienen menos. El voto, solo lo merece un verdadero devoto. De la dolarización. De la disciplina fiscal. Del superávit.