¿Pueden los hospitales privados aumentar el acceso a la salud?
La estrategia de la India es similar a la de Vietnam, y pone el acento en proveer a las comunidades más pobres
En los últimos años gobiernos de países de ingresos bajos y medios han probado diversas formas de aliviar el alto costo financiero de lo que deben pagar de su bolsillo los pacientes para acceder a atención médica, equivalente a 40 % del gasto ante eventos de salud catastróficos en las familias. Para garantizar el acceso universal se está pasando de la provisión pública de atención médica a cubrir el tratamiento en centros de salud privados mediante seguros con financiación estatal. Un buen ejemplo es India.
Desde mediados de la década de 2000, el gobierno central y diversos estados han introducido seguros de esta naturaleza en un intento de ampliar el acceso a atención médica en comunidades de bajos ingresos. En países en desarrollo este modelo de asociación públicoprivada (APP) es desde hace tiempo parte integral del debate sobre política sanitaria.
La construcción de infraestructura física suele ser costosa y debe luchar contra la lentitud burocrática, el favoritismo político y las restricciones presupuestarias; gobiernos nacionales y subnacionales en Asia, África y Sudamérica han implementado sistemas de seguro para que familias de bajos ingresos accedan a atención médica privada con subsidio parcial o total. El éxito de estos programas varía según el país y depende de su diseño y del contexto local, pues suele ser tradicional que redes de protección mutua informales ayuden a mitigar el impacto de eventos sanitarios graves. En áreas rurales, muchas familias dependen de la comunidad local o se unen a grupos cuyos miembros ahorran dinero para emergencias sanitarias conjuntamente.
Estudios muestran que esto puede reducir la disposición a pagar un seguro formal, pero pueden alentar la adopción de planes estatales, por ejemplo, al facilitar el traslado a hospitales alejados. Aún así, los gobiernos deben evaluar si el modelo APP es el mejor modo de proveer servicios de atención médica.
La pandemia demostró que la salud es un bien público con muchas externalidades positivas y que en algunos casos la provisión pública directa puede ser la única opción viable. Pero es crucial comparar la eficacia relativa de destinar dinero a uno u otro programa. Cuando se introducen programas formales de seguro médico, muchas mujeres se pasan de atención pública a privada para dar a luz, y se reducen los niveles de gasto de bolsillo, lo que indica que quienes ya pagaban por acceder a atención privada ahora pueden hacerlo a precio subsidiado.
Pero estos programas no tienen efecto sobre familias que viven lejos de hospitales. Donde existe escasez de centros de salud privados, la reducción del gasto público puede obligar a la gente a recorrer mayores distancias para acceder a atención médica. La dificultad (monetaria o de otra índole) del traslado a un hospital repercute en la tasa de adopción de seguros, incluso si están totalmente subsidiados.
El éxito de Vietnam en el logro de cobertura universal es parcialmente atribuible a una importante inversión pública en hospitales y centros de salud. Si la nueva política india de seguros sociales conduce a crear hospitales privados, puede ampliar el acceso a atención terciaria de salud y compensar la disminución de gasto público en el área. Pero si el crecimiento de estas instituciones se concentra en áreas urbanas, el alcance de los beneficios será mucho menor. Hay que fomentar las APP y garantizar la accesibilidad a hospitales privados en todas las regiones del país.