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Jaime Izurieta: Ciudades y acción humana

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Las ciudades creadas con baja preferencia temporal se esbozaban en líneas gruesas, y eran refinadas por la acción humana

Predecir el futuro es, sin duda, una tarea imposible. Sin embargo, la profesión del planificador urbano se basa en la premisa de que con datos y estudios suficientes se puede anticipar y moldear lo que vendrá. A lo largo de los años se han creado innumerables planes reguladores, estratégicos, urbanos y de uso del suelo que intentaron prever el estado de la economía y la sociedad a diez, veinte o incluso cuarenta años en el futuro. Muchos de estos planes, hoy en día obsoletos o fallidos, descansan en archivos como testimonio de su limitada efectividad.

El legendario urbanista Alain Bertaud defiende el concepto de ‘Orden sin diseño’. Bertaud argumenta que la planificación tradicional suele fracasar porque intenta imponer diseños rígidos en las ciudades, sin considerar la manera dinámica y orgánica en que estas realmente crecen y funcionan. Bertaud propone comprender y aprovechar los incentivos que modelan el desarrollo urbano.

Hasta finales del siglo XIX, la planificación urbana tal como la conocemos hoy era prácticamente inexistente. Los grandes proyectos, como las catedrales europeas o las exposiciones universales, se basaban en una baja preferencia temporal, donde la prioridad era el resultado y la calidad del producto final.

Las ciudades creadas con baja preferencia temporal se esbozaban en líneas gruesas, y eran refinadas por la acción humana a lo largo del tiempo. Estas ciudades, a lo largo de su historia, han experimentado cambios drásticos, reflejo de transformaciones sociales o económicas que exigieron ajustes significativos y hoy se cuentan entre las manifestaciones más grandes de la capacidad humana de crear belleza.

Aunque no podemos prever con certeza lo que el futuro nos depara, podemos empezar a concebir las ciudades como espacios que, si bien facilitados por la planificación, son realmente construidos y transformados por los ciudadanos a lo largo del tiempo. Este enfoque reconoce la importancia de la planificación como un marco de referencia, pero también valora el papel fundamental de la acción humana en el desarrollo urbano.