Carmen Ojeda: Tus pensamientos y tus sentimientos no son el problema

Nuestros pensamientos tienen efectos problemáticos solo cuando nos enganchamos a ellos
En consulta, muchas veces recibimos personas que vienen abrumadas por pensamientos y sentimientos desagradables, producidos por algún evento difícil que están viviendo o, en algunas ocasiones, incluso sin saber muy bien lo que los está provocando. Estos consultantes vienen buscando “deshacerse” de ellos por el malestar que les genera o porque obstaculizan el normal desarrollo y la efectividad de sus vidas. Sin embargo, como muchas veces les decimos, el psicólogo no tiene una “varita mágica” que pueda hacerlos desaparecer (aun cuando muchas veces sienta la tentación de hacerlo), ni tampoco es estrictamente necesario que éstos desaparezcan para que la persona pueda recuperar su bienestar y calidad de vida.
Nuestros pensamientos y sentimientos dolorosos no son el verdadero problema, es decir, no son un problema en sí mismos, sino que tienen efectos problemáticos solo cuando nos enganchamos a ellos o intentamos huir de ellos de una manera disfuncional. La tristeza, la ansiedad, el miedo, la culpa, entre otras, son emociones naturales, totalmente esperables en el curso de nuestro día a día y, si respondemos a ellas desde la aceptación y la flexibilidad, seguramente nuestros problemas disminuirían. Tal vez seguirían siendo incómodas e incluso dolorosas, porque la experiencia del dolor es inherente a la vida humana, pero ya no tendrían el poder de trastornarla por entero.
Cuando aceptamos con apertura las emociones difíciles reducimos su impacto e influencia. A nadie le gusta sufrir, pero a la vez nadie está exento del sufrimiento, por lo que aceptar esta experiencia se convierte en aceptar lo inevitable. Una enfermedad, la muerte de un ser querido, el fin de una relación de pareja, la pérdida del empleo, etc., son situaciones naturalmente dolorosas, sin embargo, la resistencia y rechazo de estas situaciones es lo que potencia el dolor, pudiendo llegar a convertirlo en algo insoportable. La terapia psicológica se convierte muchas veces en el espacio seguro donde se busca construir aceptación, así como desarrollar muchas técnicas de “desenganche” de estas experiencias generadoras de dolor, reduciendo el impacto de estas en la vida de quien las afronta.