¿De verdad hay conciencia de lo que ocurre?

La primera y más urgente conclusión lleva a esta pregunta: ¿hay algo de garantía en la estructura del Estado para enfrentar tan gravísimos daños?
Un veterano de la Redacción me dijo cuando empezaba en el oficio: “El periódico es el reflejo del día. Si el día es anodino, el periódico será anodino”. A día de hoy no es una reflexión exacta por los nuevos desafíos de la comunicación, aunque como fórmula sigue milimétricamente ajustada para radiografiar la sociedad donde vivimos. Hice el ejercicio de tomar la muestra cuando lo pensé como idea, el pasado 26 de agosto. Resultó desolador: 'Cuádruple asesinato en Yaguachi a manos de sicarios'. 'Doble asesinato en Santa Elena perpetrado por sicarios'. 'Sicarios matan en Palestina a un hombre cuando almorzaba'. 'Las familias del popular barrio de La Aldea, en Esmeraldas, abandonan sus casas por la hostilidad criminal del sicariato'. 'Dos muertos por sicarios en Naranjal'. 'Ecuador sube de 5,8 homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes en 2018 a 40 en 2023, superando en peligrosidad a México y Colombia'. 'Nuevo operativo en las cárceles de máxima seguridad de Guayaquil descubre otra vez granadas, armas, municiones, celulares, drogas y otros elementos clandestinos'. 'Mutación social por el miedo: ni se ayuda a quien lo necesita ni se colabora con la Policía'. 'El sistema telemático del CNE deja en fiasco el voto en el exterior'. 'Grave crisis judicial por el enfrentamiento entre la Corte Nacional y el Consejo de la Judicatura'.
Esta escalofriante radiografía tiene semejanza con los días anteriores y posteriores, de modo que no es un relato puntual de malas noticias sino un inventario cotidiano de terribles tendencias. La primera y más urgente conclusión lleva a esta pregunta: ¿hay algo de garantía en la estructura del Estado para enfrentar tan gravísimos daños? Porque el sicariato, versátil para atacar en cualquier estrato y lugar, se multiplica exponencialmente y se come el país, porque las descontroladas cárceles tienen más y mejores proveedores que la Bahía, porque el miedo está aislando al ciudadano, porque no hay reacción convincente ni eficiente de las fuerzas de seguridad, porque la Justicia no es confiable y el voto, instrumento del poder ciudadano, no tiene certezas. Está claro que los días aquí no son anodinos. “¡Basta ya”!, escribiría otra vez con rabia Ernesto Sábato. Si desde la política no sale de inmediato un pacto de Estado por el país, ¡Dios salve a Ecuador! La violencia es como una bola de nieve rodando por la montaña: crece cuanto más baja. Destruye todo lo que atrapa y transforma las vidas en eriales yermos y estériles.