Carmen Ojeda | Cómo lidiar con el descontrol alimentario
Se puede lidiar con el descontrol alimentario mediante el aprendizaje de algunas habilidades
La alimentación en algunas ocasiones se ve sujeta al descontrol convirtiéndose en un problema más que en una satisfacción. Comer de forma compulsiva se ha transformado para muchos en una vía rápida para afrontar algunas emociones difíciles como la tristeza, ansiedad, soledad, frustración, etc. Sin embargo, aunque esta estrategia pueda ofrecer algún tipo de alivio a corto plazo, a mediano y largo plazo resulta disfuncional ya que acarrea consecuencias tanto físicas como sensación de pesadez y el riesgo de desarrollar patologías asociadas, como diabetes, hipertensión, altos niveles de colesterol, entre otras; y psicológicas como es el malestar anímico por la sensación de descontrol, por los cambios bruscos en el peso, etc. Por esto se hace necesario buscar estrategias para devolverle al acto de comer lo que tiene de único y sagrado.
Se puede lidiar con el descontrol alimentario mediante el aprendizaje de algunas habilidades que nos permitan comer con más sabiduría, consciencia y autocompasión, regulando acciones y emociones, desarrollando nuestro propio sistema saludable de alimentación. En este sentido es de mucha ayuda planificar previamente la alimentación: ¿qué quiero comer?, ¿cuándo?, ¿dónde?, y no dejar estas decisiones a la impulsividad. También se recomienda prestar atención en el almacenamiento de los alimentos, colocando los más ‘seguros’ y cotidianos en los lugares más accesibles, y aquellos menos ‘seguros’ o ‘peligrosos’ en sitios más inaccesibles.
Se trata de transformar cada comida en un acto consciente y presente: servir de manera delicada y amorosa cada alimento, contemplar aquello que voy a ingerir, saborear cada bocado de alimento, dándole el tiempo necesario a este espacio de autocuidado y bienestar personal. Estas pautas pueden ayudarnos a ir modificando poco a poco el antiguo patrón de alimentación, generando así nuevos hábitos y experiencias más placenteras.
Siempre que se considere necesario será muy útil buscar el apoyo profesional especializado, alguien que pueda acompañarnos en el proceso de sanar nuestra relación con la comida y en general con nosotros mismos.