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Jaime Izurieta Varea | Elecciones y reinvención urbana

Se trata de definir qué tipo de ciudad queremos construir y qué mensaje queremos proyectar al mundo

Las ciudades no solo se construyen con concreto y acero, sino con historias. Las urbes más exitosas son las que han sabido crear y proyectar un relato poderoso sobre sí mismas. París no es solo una ciudad con grandes bulevares; es la capital del arte y la sofisticación. Nueva York no es solo un centro financiero; es el escenario del sueño americano. Medellín no solo dejó atrás la violencia; se transformó en un referente de innovación urbana.

Quito y Guayaquil tienen relatos en construcción, e hitos como una elección presidencial deberían servir para actualizarlos. Quito ha construido su imagen sobre su centro histórico y su patrimonio, pero ¿es esa una historia que atrae inversión y desarrollo? Mientras tanto, Guayaquil ha apostado por un relato de modernidad y dinamismo comercial, aunque muchas veces ha fallado en democratizar el emprendimiento.

El renacimiento de Nueva York ofrece una lección valiosa. En los años 70 enfrentó una profunda crisis marcada por el colapso fiscal, la inseguridad y el éxodo de residentes. Su reinvención no fue instantánea, sino el resultado de una estrategia que combinó inversiones en infraestructura, seguridad y cultura.

El renacer de Nueva York comenzó con una apuesta decidida por recuperar la confianza. Políticas de seguridad que revitalizaron los espacios públicos, una estrategia agresiva de promoción turística y cultural, y la rehabilitación de barrios icónicos transformaron su imagen de decadencia en un emblema de renacimiento.

Quito y Guayaquil enfrentan desafíos similares: inseguridad, fuga de inversiones y un deterioro del espacio público. La lección es clara: una ciudad puede cambiar su relato cuando hay una visión de largo plazo, inversión en seguridad, y un esfuerzo concertado por recuperar el orgullo ciudadano.

En un mundo donde las ciudades compiten por talento, inversión y turismo, la identidad urbana es un activo estratégico. Se trata de definir qué tipo de ciudad queremos construir y qué mensaje queremos proyectar al mundo. ¿Lo entienden nuestros líderes urbanos?