Premium

Teodoro Maldonado | Elecciones en la India y su relevancia para Ecuador y la región

La India se ha caracterizado siempre por la diversidad de sus etnias, lenguas y religiones

Con algo más de 960 millones de votantes registrados, la India acaba de concluir su complejo proceso electoral. El partido del primer ministro Narendra Modi, el Baharatiya Janata Party o BJP y su Alianza NDA, formada con partidos menores, han obtenido 293 de los 543 escaños en la Lok Sabha, la cámara baja del parlamento nacional. Una victoria sí, pero bastante más modesta que los 400 escaños que esperaban. Es el tercer mandato, pero esta vez de coalición.

El gobierno del primer ministro Modi ha tenido, sin duda, logros importantes en materia económica, entre ellos, la liberalización del sector financiero, la simplificación tributaria nacional, una fuerte inversión en infraestructura y la revolución digital que ha permitido a la mayoría de los hogares abrir una cuenta bancaria. Todo esto en el marco de una mayor apertura económica, en vigor desde los años 90, que ha dinamizado la economía y las tasas de retorno de inversión de los grandes conglomerados, que están por encima de la media global. India ha experimentado niveles promedio de crecimiento del 6.4 % anual en las últimas tres décadas, ubicándose en el quinto puesto entre las economías más grandes del mundo.

Sin embargo, el incremento del costo de vida y sobretodo la falta de generación de empleo (de 1.000 millones en edad activa solo 100 tienen un empleo formal), sumado a una campaña marcada por una exacerbada retórica en contra de la minoría musulmana de 200 millones de ciudadanos, parece haberle pasado factura al BJP. La democracia india, no obstante, está fortalecida.

Con casi 1.400 millones de personas y un régimen parlamentario federal dividido en 28 estados y 8 territorios de la Unión, la república de la India actual surgió en 1947, del movimiento no violento de desobediencia civil liderado por el gran Mahatma Gandhi y la dolorosa partición del subcontinente, en dos estados, uno de mayoría hinduista -la India- y otro básicamente musulmán, Pakistán. Aquello desató, muy a pesar del carismático y espiritual líder del movimiento independentista, una ola de violencia en la que murieron un millón de personas y millones más fueron desplazados de sus hogares.

Con todo y luego de este traumático nacimiento, la moderna república de la India se ha consolidado como la democracia más grande del mundo, que se perfila, además, como una potencia económica y política a nivel global. El reto ahora es mantener tasas de crecimiento que permitan a su inmensa población acceder a la prosperidad y el progreso, generando más empleo formal. Entre otras medidas, se requiere una orientación hacia el desarrollo de una economía del conocimiento, basada en la ampliación a escala global de sus industrias tecnológicas y la consolidación de un mercado interno dinámico.

En el plano internacional, la India tiene una política exterior asertiva, con una posición más bien conciliatoria en el conflicto ruso-ucraniano, por su tradicional cercanía con Rusia, pero es, a su vez, un aliado estratégico de Estados Unidos para garantizar la seguridad y la paz en la región del Indo Pacífico a través del mecanismo del diálogo cuadrilátero, denominado Quad entre Australia, Estados Unidos, India y Japón. Busca, además, promoverse como el líder del “sur global”; es decir el líder del mundo en desarrollo.

Para el Ecuador y la región las oportunidades que ofrece la India son enormes. Es un gran mercado en expansión para sus materias primas, pero también puede haber oportunidades de inversión y alianzas estratégicas en sus diversos sectores industriales.

Más allá de las relaciones económicas están también los nexos políticos, culturales y, académicos y la cooperación. En todos estos aspectos cabe estrechar aún más lazos y contactos. Para el caso de Ecuador, una prioridad es, sin duda, la apertura de la Embajada de la India en Quito. A nivel regional, un mecanismo de diálogo permanente con cumbres periódicas INDIA-LATAM, para abordar al más alto nivel posible -de jefes de estado y/o ministros de relaciones exteriores- los temas estratégicos de interés mutuo, sería muy beneficioso para ambas partes. Sea que estos encuentros se den en el marco de una instancia expresamente creada para ello o en el marco de los foros regionales latinoamericanos ya establecidos, vale la pena acercarse mas a este gigante.