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Diana Acosta: Apetecible Defensoría Pública

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La sociedad civil y los profesionales del derecho debemos estar atentos ante los sospechosos procesos y movimientos

Dice el art. 179 de nuestra Constitución que “el Consejo de la Judicatura se integrará por 5 delegados y sus respectivos suplentes, quienes serán elegidos mediante ternas enviadas por el presidente de la Corte Nacional de Justicia, cuyo representante lo presidirá; por el Fiscal General del Estado, por el Defensor Público, por la Función Ejecutiva y por la Asamblea Nacional”, quienes durarán en el ejercicio de sus funciones seis años.

Controlar la justicia es el sueño dorado de muchos, no solo por la impunidad, sino también por las posibilidades de persecución y presión que acostumbran a utilizar los políticos ecuatorianos para someter a sus contrincantes.

El control del Poder Judicial es muy apetecido entre los corruptos, ciertos políticos, narcos y demás criminales, por ello el nombramiento del defensor público no es poca cosa, y por esto vemos tanto interés alrededor del mismo, no solo porque maneja un presupuesto interesante, sino porque en sus manos está nombrar a uno de los cinco ungidos que manejarán la justicia en este país.

Ese sueño de que la misión de la Defensoría pública es “Defender gratuitamente a las personas en condiciones económica, social y cultural de vulnerabilidad o en estado de indefensión, garantizando su acceso a la justicia, a un juicio justo y el respeto a los derechos humanos”, quedó para los románticos y pasó a segundo plano cuando hay tanto mafioso y delincuente que con uñas y dientes sueña con mantener secuestrada a la justicia.

La sociedad civil y los profesionales del derecho debemos estar atentos ante los sospechosos procesos y movimientos para elegir a quien presida la apetecible Defensoría Pública. Debemos elevar nuestro rechazo enérgico ante las mañoserías alrededor de esta elección. Suficiente hacemos los ecuatorianos buscando sobrevivir día tras día como para que ahora salgan estos ladronzuelos a pretender controlar la justicia para perseguir y extorsionar, sea para lograr su impunidad o simplemente para continuar usufructuando de una justicia que cada vez nos debe más a todos los ecuatorianos.