Diana Acosta: La Cárcel del Encuentro
La futura Cárcel del Encuentro debe recordarles a los ‘honorables delincuentes
Gran acierto el haber bautizado a la nueva megaprisión como la Cárcel del Encuentro. Buen ‘timing’ recordarlo, pues es también, debido a la estructura criminal armada y denunciada dentro del Caso Encuentro que se evidenció el perjuicio ocasionado a la infraestructura eléctrica del país, por lo que ahora los ecuatorianos pasamos una fuerte crisis energética.
Se feriaron las eléctricas, ‘negociaron’ contratos millonarios y pensaron que quedarían impunes porque incluso uno de los involucrados fue eliminado. Pero no, ya se dieron las primeras sentencias, para que al final, cuando concluyan todas las apelaciones y demás dilaciones, como suele ocurrir en estos casos, se cumpla lo que afirmó el Ejecutivo: “van a estar donde se lo merecen, en la Cárcel del Encuentro”.
Bien por el Tribunal Anticorrupción, que no le tembló la mano y decidió en derecho, sin importarle a quién tenían en frente. Finalmente, todos esos audios filtrados y las grabaciones donde se evidenciaron delitos contra “instituciones públicas como: CNEL EP, BanEcuador y Aduanas”, les pasaron factura y pronto estarán donde se merecen.
Si bien la sentencia no abarca a todos los que son, ni todos los delitos perpetrados, sí envía un mensaje potente a los pillos de cuello blanco: nadie está sobre la ley, el mal no triunfa y la corrupción no tiene futuro provechoso.
El caso Encuentro no ha terminado, pues aún falta por sentenciar a todos los que participaron del saqueo que hoy nos tiene en tinieblas, ya que varios siguen por los techos, disfrutando del dinero mal habido.
La futura Cárcel del Encuentro debe recordarles a los ‘honorables delincuentes’, que allá van a parar y que la Fiscalía irá por ellos para que ya no piensen en aprovecharse de sus influencias para direccionar contratos millonarios con el Estado.
El contundente anuncio del Ejecutivo, de que los honorables padrinos de la mafia “van a estar donde se lo merecen”, sin duda preocupa a muchos, que ya empezaron a contar sus días en libertad, para pronto pasar a vivir donde se lo merecen: la Cárcel del Encuentro.