Diana Acosta: Los ‘caretucos’
La reciente elección del presidente del Consejo de la Judicatura no es pura casualidad
No nos deja de sorprender la actitud de las hordas ‘revolucionarias’ RC, donde sus asambleístas ‘caretucos’, como se refería su jefe a quienes con descaro actuaban contra sus intereses, votaron para salvar al mismísimo diablo.
Es increíble escuchar sus argumentos para sostener su acomodada votación. Es que si no se los conociera pensaríamos que son todos unos angelitos.
La ruta que están pavimentando es clara, pujar para poner sus piezas y conseguir el control del Poder Judicial y así lograr la redención de sus principales figuras que, por ahora, están tras las rejas o por los techos, escapando del control de las autoridades ecuatorianas.
Como partida de ajedrez van enfilando sus fichas, para en cualquier momento lograr sus movimientos de jaque mate. Tengamos claro que su único objetivo es volver a tomar el control del país y todos sus poderes.
Ya fuimos testigos de lo que son capaces, nadie puede menospreciarlos pensando que se pueden ir juntando en sociedad, haciéndose favores mutuamente hasta que en algún momento se den cuenta de que no podrán controlarlos y les asestarán el zarpazo final.
La Asamblea está que arde con la pugna que han montado contra el Ejecutivo y en el ínterin se van montando las estrategias para tirar agua hacia sus molinos.
La reciente elección del presidente del Consejo de la Judicatura no es pura casualidad. Este organismo es como la casa del jabonero, donde el que no cae, resbala; y de allí el canibalismo político grosero por dominar este importantísimo organismo de la Justicia, que tiene entre sus atribuciones dirigir la selección de jueces, así como evaluarlos para determinar sus sanciones y destituciones. Veremos cómo estrenará su actuación, ejecutando lo dispuesto en la reciente sentencia 2731-23-EP/24 de la Corte Constitucional, que tildó como inaceptable la decisión de los jueces que aceptaron la acción de protección de Wilman Terán, que buscaba una alteración directa del Presupuesto General del Estado. Tendremos los ojos bien abiertos para seguir de cerca sus movimientos, para entender cuál, finalmente, es su principal objetivo.