Diana Acosta-Feldman: Desaparición forzada

Sin este, jamás habrá justicia en nuestro país
Es nefasto que un tema tan doloroso como la tragedia de los niños de Las Malvinas, sea politizado, pues lo que corresponde, como lo hizo el gobierno de Estados Unidos, mediante comunicado oficial, es solidarizarse con las familias de las víctimas y reiterar su compromiso con la defensa de los derechos humanos.
Como destaca la Embajada americana, esta tragedia es un tema que atañe a los derechos humanos; ahora le corresponde a la justicia ecuatoriana dar con los responsables de este execrable delito.
Sorprende escuchar a muchos debatir a viva voz, agudo tipeo y exuberante ignorancia, si este hecho es o no, un caso de desaparición forzada, cuando la respuesta no la tiene quien más grita o quien más insulta, sino la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas (art. 2), así como varios instrumentos jurídicos internacionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención sobre los Derechos del Niño, etc., pues la desaparición forzada vulnera derechos como el de la libertad, la seguridad de la persona; el derecho a conocer la verdad sobre las circunstancias de una desaparición.
Como lo anunciaron las autoridades, todos anhelamos una investigación rápida y transparente sobre esta tragedia, y que los responsables de este horrendo crimen aparezcan; lamentablemente, pocas son las garantías con un sistema de justicia severamente cuestionado por los diversos casos de corrupción denunciados y develados por la Fiscalía, con presidentes de la Judicatura destituidos, en la cárcel y descalificados, situación que brinda pocas esperanzas a las víctimas de que la justicia respete sus derechos.
La desaparición y asesinato de un ser querido genera terror y un sentimiento de inseguridad que afecta no solo a los familiares de las víctimas, sino a la sociedad en su conjunto.
La justicia y los derechos humanos deben prevalecer sobre cualquier temor, afecto o desafecto, por ello anhelamos que los jueces que tengan en sus manos esta dolorosa tragedia fallen con valentía y en derecho. Sin este, jamás habrá justicia en nuestro país.