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Diana Acosta-Feldman: El amarre

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En este país se cumple la máxima de piensa mal y acertarás

Una nueva novela con marca registrada ecuatoriana nos presenta la Fiscalía, en un nuevo capítulo de la trama de la corrupción judicial en la Provincia del Guayas por el presunto delito de tráfico de influencias, cuyos protagonistas, en esta ocasión, son un poco de abogados a los que se les extravió el alma de la toga.

Esta vez nos queda debiendo el creativo de la Fiscalía que bautiza los casos de corrupción, pues considero que el escoger el nombre de Implacable es un desacierto, que no dice nada. ¿Quién es el Implacable? ¿O estaba pensando en Los Intocables?

Pienso que el caso debió llamarse El amarre, ya que en esta nueva trama de corrupción, donde posiblemente existe concurso de delitos como tráfico de influencias, fraude procesal, obstrucción a la justicia, etc., no solo que trataron de amarrar algo a beneficio personal, sino asestar un golpe financiero a una institución bancaria con capital público.

A nadie le quedan dudas de que el audio donde se despotrican delitos no afectará a los casos Metástasis y Purga, cuyos hechos han sido debidamente probados y contrastados; pero sí nos deja varias certezas y un par de dudas.

Las certezas: a las mafias se las descubre por un ‘bocón’ al que se lo tragaron con honorarios/coimas; al parecer en este caso, entre abogados ‘sí se pisaron las mangueras’ y, por lo tanto, se autograban y documentan todas sus pillerías para luego poder cobrar sus honorarios bajo intimidación, en vista de los elementos probatorios de que disponen.

Las dudas: abogados de una parte aceptan reunirse con los de la parte contraria y se confirma una solicitud de honorarios, ratificación que el socio estratégico del abogado de la delincuente delatora, que se siente embaucado/tragado, sí cobró honorarios, pero “por otro caso”.

En este país se cumple la máxima de piensa mal y acertarás. El mal nombrado caso Implacable/El amarre merece ser investigado, porque con certeza aparecerán más audios, videos y hasta chats, pues claramente en este caso existen indicios de un posible concierto para delinquir y porque todo estaba amarrado de principio a fin.