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Diana Acosta-Feldman | Se busca fiscal

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Afortunadamente, sí existen penalistas de primera en este país y todos sabemos quiénes son y dónde están

El próximo Fiscal General del Estado tendrá un poder monumental y por ello se generan presiones alrededor de su selección, para tener control sobre sus actuaciones.

Recordemos que hay muchos políticos y sus familiares con casos abiertos en esa dependencia, que dieran todo por controlar su dirección. La responsabilidad de esta importante designación recae en el Consejo de Participación Ciudadana, organismo que hasta ahora no nos da la garantía, de que ese proceso será transparente, imparcial, ético, ni que se escogerá al mejor postulante con base en sus méritos y conocimientos; y mucho menos nos garantiza que quien ocupe esa importante posición tendrá integridad, honestidad, independencia e imparcialidad y respeto a la Constitución.

Lo que se puede venir es preocupante si este organismo no tiene la transparencia que esta importante nominación amerita. Por ello la sociedad civil y la prensa libre deben estar atentos y seguir de cerca este proceso. Si la Fiscalía General cae en manos de una figura sin principios y objetividad, tendrá patente de corso para perseguir, inventar delitos y amedrentar a quien se oponga a los intereses particulares del momento, como también perdonar a quienes son afines a los mismos. Por esta razón, la probidad del próximo fiscal general no solo debe ser notoria, sino evidenciada y comprobada.

Afortunadamente, sí existen penalistas de primera en este país y todos sabemos quiénes son y dónde están. Mujeres y hombres probos que no han defendido ni a corruptos ni a narcotraficantes; académicos que merecen ocupar la silla de fiscal general; pero si los honestos no concursan, nos dejarán a nuestra suerte en manos de improvisados, que buscarán tomarse ese organismo para la impunidad y persecución indiscriminada de quienes no opinan como ellos.

Solo concursando los honestos tendremos los ciudadanos la garantía de que no nos volverán a meter gato por liebre en la Fiscalía, porque estos miembros del Consejo de Participación Ciudadana no nos pueden garantizar nada, pues lo único que hasta ahora han sido es la vergüenza nacional.