Diana Acosta-Feldman | Chaticidio
Es hora de castigarlos y quitarles su perpetua impunidad. Llegó hora de transparentar la justicia y aplastar la corrupción.
Los chats de Norero nos han llevado al eslabón perdido que dio fundamento al caso Purga, donde se han comprobado las más ruines conexiones entre lo más lumpen de la política y la justicia, entre los que constan jueces de distinta jerarquía y rango, evidenciando “la unión entre la corrupción judicial y la delincuencia organizada”.
Me pregunto, ¿a dónde nos llevarán los chats del exasambleísta Muentes? ¿Qué conexiones encontrarán? ¿Hasta dónde llegará este chaticidio que con certeza la Fiscalía debe estar investigando?
Las explotaciones de celulares han resultado una suerte de ovillo de información interminable, del que van saliendo los hilos conectores que tocan fibras de importantes estructuras criminales; y si bien han sido siempre un secreto a voces, ahora se confirman los delitos de tráfico de influencias, delincuencia organizada, cohecho, peculado, testaferrismo, lavado de activos, entre otros, pero … ¿Y los chats del El Gran Padrino y su amigo Rubén Cherres? ¿Por qué no han sido publicados? ¿Y los peces gordos (y no necesariamente por su peso), para cuándo?
Este es un buen momento para enseñarle, con pruebas contundentes, al país entero lo que ocurre cuando no se actúa con moral, ética y buenas costumbres; y que, la honestidad es un valor que nos recompensará, que el crimen y la deshonestidad se pagan con la cárcel, junto al bochorno y rechazo ciudadano. Pero para ello es necesario transparentar la justicia y no solapar a los poderosos ni a los grandes padrinos que trafican influencias.
Hagan su trabajo autoridades, una verdadera purga contra la corrupción y si se ponen un poquito empeñosos se darán cuenta de que hay muchos delincuentes, que viven en palacios que están a nombre de compañías o testaferros, cuyos orígenes no pueden justificar.
Es hora de que caigan los verdaderos pesos pesados, pues es por culpa de esos delincuentes de cuello blanco que el Ecuador está en agonía, sin dinero para la educación, ni la salud. Es hora de castigarlos y quitarles su perpetua impunidad. Llegó hora de transparentar la justicia y aplastar la corrupción.