Diana Acosta-Feldman | Israel: segunda independencia
La ONU es el gran fiasco internacional, pues no ha logrado el respeto y liderazgo que debería ostentar
El conflicto que asola al Medio Oriente ha recibido varios denominativos: La Guerra de Gaza, La Guerra de Hamás, y el primer ministro israelí la ha calificado como La Guerra de la Segunda Independencia. Sin embargo, en mi opinión lo que hay es una operación militar de defensa y extinción contra una fuerza terrorista que infringió un acto criminal contra ciudadanos de Israel.
La Primera Guerra de Independencia se dio al siguiente día de la declaración del Estado de Israel (15 de Mayo de 1948), cuando los ejércitos de Líbano, Siria, Irak, Jordania y Egipto invadieron al naciente Estado para “echar a los judíos al mar”, en flagrante desacato a la Resolución 181 de la ONU, que establecía la “Partición de Palestina”, pero la heroicidad de un puñado de judíos, muchos sobrevivientes del Holocausto, sin ningún entrenamiento militar y sin tener ningún otro lugar a dónde ir, porque lo habían perdido todo, hizo que este moderno ‘David”’ derrotara a ese gigantesco “’Goliat’.
El reciente ataque de los extremistas de Hamás nos lleva a replantearnos: ¿puede la Autoridad Palestina ejercer control y gobierno en Gaza y Cisjordania? La respuesta es que no, mientras Hamás controle los hilos de esa región.
Este no es un conflicto por territorios, ni entre palestinos y judíos; es una respuesta armada al extremismo del fundamentalismo islámico contra otras culturas, religiones y valores.
Los ataques perpetrados contra civiles en Israel pueden ser el globo de ensayo para encender una escalada bélica internacional que, junto a la de Rusia contra Ucrania, pone al mundo en vilo.
La ONU es el gran fiasco internacional, pues no ha logrado el respeto y liderazgo que debería ostentar para doblegar los intereses particulares sobre los mundiales.
Hay que condenar y rechazar el ataque criminal perpetrado a civiles en Israel, pues son ellos las víctimas y no los criminales terroristas que se guarecen usando como escudo a civiles, para tergiversar la respuesta armada de las fuerzas de defensa de Israel, como si fuera un ataque dirigido al pueblo palestino; y no es así, es luchar por la paz.