Diana Acosta-Feldman: Llegó la esperanza
Lo más importante es que el nuevo presidente no cometa los errores del gobierno saliente, que lo llevaron al fracaso
“Llegó la esperanza…”, con ese conocido tono el país recibe con los brazos abiertos al nuevo presidente. Felicitaciones a Daniel, su éxito será el de todos los ecuatorianos.
Pero así mismo lo espera con grandes desafíos por enfrentar, crisis productiva, alta tasa de criminalidad y narcotráfico, desatención en salud, graves afectaciones sociales, crisis fiscal con déficit de alta dependencia de financiamiento internacional, corrupción enquistada en el sector público, donde la coima y el sobreprecio son la regla.
Todos tenemos esperanza, necesitábamos lo antes posible un nuevo gobierno que retome el rumbo de un país que está a la deriva. El honor de haber recibido los votos de la mayoría de los ecuatorianos debe ser honrado con el cumplimiento de las ofertas de campaña; si no se cumplen, el pueblo y la oposición estarán atentos para denunciarlo y capitalizarlos como plataforma para las próximas elecciones presidenciales, que están a la vuelta de esquina.
El plan económico ofrecido, la mejora radical en educación, dialogo y manejo político con la Asamblea, inaugurar la seguridad para todos los ecuatorianos, el fortalecimiento del sistema de salud, la mejora en la pensión jubilar (a $ 450), atracción a la inversión extranjera, generación de empleo, entre otros ofrecimientos, deben ser la prioridad de este nuevo gobierno.
Pero el gran reto, sin discusión, será desmantelar las estructuras corruptas incrustadas en el sector público para poder acabar con la corrupción y desarticular los carteles políticos y ‘lobbistas’ enquistados en las altas esferas, que buscan abusar del poder para saquear los recursos de los ecuatorianos mediante coimas y sobreprecios.
Lo más importante es que el nuevo presidente no cometa los errores del gobierno saliente, que lo llevaron al fracaso. Errores como delegar el manejo de los recursos de los ecuatorianos a personas corruptas, ineptas e incompetentes, procurando rodearse de gente honesta y capaz, y no de aduladores oportunistas, como lo hizo su fracasado predecesor.
Éxitos Daniel, que tu éxito es el nuestro.