Diana Acosta-Feldman: Moral distraída

Les deseo un año de resoluciones, donde vean cumplidos los objetivos que se proponga. ¡Feliz año!
El 2023 fue un año nefasto en Ecuador. Todo lo que pudo salirle mal al gobierno anterior le salió mal, fue un digno esclavo de la Ley de Murphy. Un presidente que en su infinita vanidad activó la muerte cruzada para no ser destituido en un juicio político por corrupción, mientras los hilos de ese caso siguen siendo investigados por la Fiscalía. Asesinaron a un candidato a la presidencia, con altas probabilidades de ser electo, si a ‘conveniencia’ no lo mataban. El año del narcotráfico, de la corrupción, el año sin respuestas: ¿quién ordenó matar/silenciar a Cherres? ¿Por qué Lasso dejó huir a su amigo Luque? ¿Quién ordenó matar a Fernando Villavicencio? ¿Qué actos de corrupción cometió el asesinado alcalde de Manta? ¿Quiénes son los jueces y funcionarios involucrados con el narcotráfico? ¿Dónde están sus bienes y testaferros?
Lo bueno del 2023 fue la acertada decisión de la fiscal general, de desnudar públicamente la corrupción y mafias enquistadas en el poder.
Leer los chats expuestos repugna, pero era la vía para que los ecuatorianos dejen de caminar silbando con la moral distraída. Ahora todos se escandalizan y los reprueban, mientras antes se hacían de la vista gorda en tanto estos gozaban en sus piscinas, yates o mansiones, a sabiendas de que se volvieron millonarios a costa de hacer ‘negociados’ con el Estado.
La Constitución dispone que son deberes y responsabilidades de los ecuatorianos “denunciar y combatir los actos de corrupción”, y el Código Penal dispone que todo ciudadano tiene el deber de denunciar cuando conociere de la comisión de un presunto delito como peculado, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, testaferrismo, sobreprecios en contratación pública, lavado de activos, etc., y, sin embargo, antes de los chats, ‘mutis’ por el foro.
Que este 2024 venga con justicia y respuestas, sin impunidad para los corruptos, que sigan las lluvias para que no vuelvan los apagones, pero sin exagerar para no inundarnos.
Les deseo un año de resoluciones, donde vean cumplidos los objetivos que se proponga. ¡Feliz año!