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Diana Acosta: Mi testamento

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Estimados lectores, espero hayan pasado una Navidad sin sobresaltos, con la convicción, de que lograr un mejor futuro está en nuestras manos

Este año, en mis últimos minutos de vida, estoy listo para irme resignado ante la triste realidad que vivimos los ecuatorianos. Me voy con el amargo recuerdo de un año desastroso, lleno de muertes violentas, muerte cruzada, elecciones anticipadas, atraco a las arcas fiscales y saqueo a la justicia. Pero ya con mi último aliento, les dejo el testamento a mis hijos predilectos:

A mi favorita, la valiente fiscal, la más radical, que sin titubear puso a un pocotón de dizque intocables a temblar, le dejo el libro El Gran Padrino, para que con tino y sin dilación vaya tras toda la corrupción.

A la parcialmente renovada Asamblea, le dejo varias toneladas de honestidad, para que sus honorables dejen de amarrar y negociar con los que solo anhelan la impunidad.

A mi más pequeño y tierno joven gobierno, le dejo el pedido de arrancar cuanto antes el plan de seguridad, para ver si en enero empiezan a combatir con efectividad la criminalidad, y así en el nuevo año recuperemos la paz y tranquilidad.

A mí recién inaugurado contralor, le dejó borbotones de cinco sentidos junto al libro ‘Follow the money’, para que con una megalupa detectivesca se dé una vuelta por Samborondón y anote a los propietarios de tan bellas mansiones y las contraste con sus ingresos, pensiones y declaraciones.

A la más tranquilita, mi querida UAFEcita, la que hasta ahora está calladita, le dejó regaladitas dos copiecitas de la Ley Orgánica de Prevención, Detección y Erradicación del Delito de Lavado de Activos y del Financiamiento de Delitos, para que recuerde que entre sus funciones está la de generar informes financieros sobre actividades inusuales e injustificadas sobre el lavado de activos y los remita a la Fiscalía.

No podía faltar mi ferviente deseo de que llueva, para que no nos falte electricidad y toda la maquinaria económica del país se mueva, para que todo sea nuevamente felicidad. Hasta aquí la minuta.

Estimados lectores, espero hayan pasado una Navidad sin sobresaltos, con la convicción, de que lograr un mejor futuro está en nuestras manos. ¡Feliz 2024!