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Elecciones con sorpresa

Avatar del Diana Acosta

En buena hora el correísmo no logró incrementar su base electoral histórica y, por lo tanto, no ganar en primera vuelta como aspiraba

Estas elecciones no solo fueron rápidas, histéricas y violentas, sino también de resultados sorpresivos para quienes aún creían en las encuestadoras, que una vez más demostraron su nula credibilidad. Ninguna dio ni de cerca con el resultado de estas elecciones presidenciales de primera vuelta. Incluso para ese candidato que, según un sector importante de la prensa tradicional, tenía mayores opciones en estas elecciones, pero que ni siquiera le pudo ganar al voto nulo.

Las encuestas de carne y hueso siguen siendo las efectivas, las de a pie, las de territorio, esas que responden a la voluntad efervescente de nuestro pueblo, que nace en muchos casos a pocos minutos de votar.

El discurso de odio ha sido vencido, los jóvenes de entre 18 y 35 años se impusieron y son ellos quienes a viva voz nos gritaron que son los que ahora ponen presidente.

Debemos celebrar que, ante tanta tragedia acontecida durante este proceso, triunfó la democracia; el soberano se pronunció.

Ahora se inaugura una segunda vuelta fugaz, donde los candidatos finalistas tienen que capitalizar lo que les dio resultado y conectar con esos sectores populares que ahora quieren que les hablen diferente, y sobre todo a los jóvenes, quienes pondrán al futuro presidente.

En buena hora el correísmo no logró incrementar su base electoral histórica y, por lo tanto, no ganar en primera vuelta como aspiraba.

El gran ganador de la jornada es la democracia, pues ninguno de los candidatos salió luego del conteo del CNE a gritar “fraude”, y eso ya es bastante.

El gran perdedor, el Gobierno saliente que, sin participar en estas elecciones, volvió a perder, pues promovió fervientemente el voto por el NO en la consulta popular y quedó aplastado una vez más, con lo que queda enterrado; debe iniciar su retirada ordenada para entregar el poder al nuevo gobierno, sin causarnos más sobresaltos.

Mi aplauso de pie para la democracia ecuatoriana, que el domingo pasado triunfó abrumadoramente, a pesar de los críticos momentos de seguridad que sufrimos los ecuatorianos. ¡Felicitaciones mi valiente Ecuador!